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29/11/10

Dedo´s update


Para todos aquellos que se preguntaban si aún tengo 10 dedos en mis manos, les paso a explicar. A noviembre de 2010 esto es lo que opinaban familiares, amigos y jefes:


A mediados del mismo mes, el dedo comenzó su curación tras perder trozos de piel, cual callo de pie. A casi horas de comenzar el mes de diciembre, tengo el agrado de comunicarles que mi dedo está totalmente sano, recuperó su movilidad y color habitual, y también su humor característico.
Si bien cuando hace mucho frío se torna pálido y violáceo, espero que para el próximo invierno esté totalmente rehabilitado y no me dé esos dolores de cabeza (y dedo) que lo han caracterizado.
Desde aquí agradezco a todos aquellos que se han preocupado por mi dedo, han dado sus diagnósticos, y especialmente a la industria kiwi de ibuprofeno por sus ofertas de 96 pastillas en frasco a precio tan accesible.

23/11/10

Es un vicio


Hace un par de fines de semana atrás hemos adquirido un nuevo vicio. Ahora los sábados a la mañana nos despertamos tempranito, agarramos el auto y nos vamos a las "garage sales" (ventas de garage) de Gore. A veces el trámite empieza antes, el viernes previo, cuando con los clasificados del diario en la mano y Google Maps en la compu buscamos la ubicación de las casas que tienen sus bienes innecesarios en oferta.
¿Como funciona una garage sale? Simple: el dueño de casa pone todas sus porquerías innecesarias, o que ya no usa, o que nunca usó, en mesas o estantes de su garage y le pone una etiquetita con el precio. A partir de la hora anunciada (por lo general 9am) los adictos como nosotros pasamos, levantamos las cosas, las analizamos y pagamos chirolas por cosas que seguro nos son innecesarias.
Así hemos comprado: un molde para pan de plástico, en caja original, de los años 80 a $1; una conservadora con manta polar de camping completa a $5; un libro de recetas de los 80 a $0.50; una tablita de madera con divisiones por $1; un libro de plantas a $3; y demás pavadas a precios que no superan los $5 (precios expresados en dólares kiwis).
El tema también es ir y transportarse en el tiempo. Encontrar no sólo cosas a precios irrisorios, sino objetos que son kitsch o que nos recuerdan otras cosas. He visto jarras Tupperware de las primeras, de plástico rugoso y duro, que me recordaron las meriendas de mi infancia en la casa de mi vecina. O adornos de cobre (o algo así) que me transportaron a la casa de mis tíos. Y después hay objetivos: yo quiero encontrar copas de vino de buena calidad (sólo vi unas tipo brandy, de cristal a $5 las cuatro), cosas de cocina, muebles, decoración y más libros. Juan quiere herramientas y esas pavaditas de hombres.
Cada sábado es como una búsqueda del tesoro, mezclada con "Volver al Futuro", las estaciones y objetos de iniciativa Dharma y un mercado de pulgas.

18/11/10

Frutillita


En el tambo empezó la época de inseminaciones. Hablando en criollo para la gilada como yo, es así: las vacas tuvieron sus vaquitas, así que ahora que se las “embaraza” nuevamente. A todas. Así el próximo año hay más vaquitas, y entonces se vuelven a embarazar para que haya nuevas vaquitas... y así por los tiempos de los tiempos.




Esto es inseminar... así se hace


A nuestro campo va una chica/señora/mina que por su pelo colorado, su gorrita y sus pecas me recuerda a Frutillita. Para aquellos que no han conocido a Frutillita (ya sea por edad o porque su infancia la pasaron en un espacio aislado del mundo) les cuento que era una niña muy dulce que vivía con otras niñas frutas en algún lugar fantasioso y horneaban pasteles y bla bla bla.
Por si no la conocés, esta es Frutillita. Es una niña dulce que fue furor en mi infancia.


El tema que es que está mujer es Frutillita después de desayunar cianuro. Es mala mala mala. Tiene una hermosa y delicada voz de pito como la que tengo yo, con la cual grita órdenes indescifrables en medio del caos del ordeño y la máquina. Está siempre seria y quiere hacer todo a las apuradas.
Para colmo, llega 20 minutos antes de lo que debería llegar, así que cuando empieza a inseminar estamos todavía ordeñando, y asusta las vacas, y las vacas se corren, y las pezoneras (que son las cosas con las que se les saca la leche a las vacas, malpensados!) se caen, y las vacas se cagan y todos, todos, TODOS, nos enojamos.
Smith no está porque en esta época él insemina vacas en otros campos. Por que si la viera, les puedo asegurar que le mete todo los pasteles que horneaba por donde ella mete las manos en las vacas.
Esta es la nueva actividad de Frutillita, después que  el negocio de los pasteles se fundió. Tomá... te cagué la infancia! Ahora te acordarás de esto cada vez que hablen de Frutillita.

11/11/10

La oficina


Les voy a contar en que se basa mi trabajo en la oficina.
El diario tiene Periodistas que recorren las calles, escuchan la radio policial y van por varios lugares buscando noticias. Suena ser un trabajo sencillo, pero en un lugar donde no pasa casi nada, es difícil. Y a veces se tienen que comer un viernes a la tarde después del trabajo en la inauguración de un centro de tejido. O estar un domingo temprano en una exposición de ovejas. O entrevistar a señoras que recaudan fondos para plantar flores en las veredas. Y no hay fotógrafos. Las fotos las hacen los periodistas mismos... y se nota. El fotoperiodismo no es muy exitoso aquí.
Pero yo no hago eso.
Hay un Departamento de Ventas que se encarga de encontrar potenciales clientes, o mantenerlos. Conversan con ellos, le aconsejan espacios publicitarios o les informan de secciones especiales a publicarse. A veces, cuando hay eventos (como el de la exposición de ovejas), recorren la zona para buscar gente que quiera publicitar cerca de esas notas. Por mail o por teléfono coordinan tamaño de avisos, textos, repetición de avisos. Si quieren agregar fotos (de ellos o de productos) y no tienen, a veces van hasta el negocio y sacan fotos. Después pasan todo en limpio en una orden de aviso y se lo pasan al grupo de Publicidad.
Tampoco trabajo ahí.
El grupo de Publicidad se encarga de los avisos, los clasificados, los fúnebres, los encabezados a color, y demás  cosas gráficas. Ellos toman las imágenes borrosas que sacan los de Ventas y hacen lo imposible para que se vean bien. O les sacan el fondo para que no vean que las lujosas joyas de casi mil dólares se fotografiaron sobre la alfombra de la joyería. O buscan imágenes en un banco de imágenes pagos para publicitar una fiesta de niños.
El grupo de Publicidad hace encabezados a color para que en la página de la exposición de ovejas los hermosos avisos que hicieron a tal fin resalten y para hacer más atractiva la completa cobertura de los Periodistas.
El grupo de Publicidad juega al Tetris con decenas de clasificados y avisitos para que la página de clasificados tenga coherencia y se pueda leer... de alguna forma.
En este último grupo si estoy yo. Y me encanta!

8/11/10

¿No odias cuando te hacen esto?


Tengo una historia MUY graciosa que me involucra a mí, un cuatriciclo, una alambre que no vi, un terreno con pendiente pronunciada y una vaca.

Pero es muy difícil de contar, así que si tengo tiempo y ganas les cuento.

5/11/10

Diversión para todos los sectores económicos


Aquí estoy. Mi dedo no se hinchó hasta matarme, ni morí ahogada en una montaña de bosta, ni me deportaron por seguir cenando luego de las 18hs.
Nada de eso. Tengo el agrado de informarles que desde hace unas semanas soy la nueva diseñadora del diario local.
Si... el de los gatitos rengos en la pata.
No... no todos los avisos son para gatitos rengos.
Luego de una entrevista relajadísima (ya que días antes había tenido una donde hablé como Apu y me auto eliminé por eso) donde reímos sobre mi dedo mocho, mi trabajo con vacas, mi nivel de inglés y por respuestas que ambas partes consideramos que eran más ideales que realistas (como por ejemplo que pensaba sobre el trabajo en equipo), me ofrecieron el puesto. Y por lo que le dijeron a mi teacher (a la cual llamaron ya que la puse como referencias), esa entrevista relajada, donde nos reímos y parecí natural, más un portfolio que les encantó, los hicieron elegirme como la candidata ideal. ¿Qué tul?
Es un trabajo part time, por lo que trabajo solo lunes, miércoles y viernes de 8:30 a 17:00. Estoy cubriendo una licencia por maternidad, y por ahora tengo un contrato a prueba por tres meses, al cual se le sumará uno por 9 meses más.
Aún así sigo con mi trabajo de Clark Kent (no porque sea periodista, sino porque es para esconder mis superpoderes diseñísticos) cada 15 días, para poder financiar mi inminente viaje a Argentina y para poder invitar un asado a un selecto grupo (ya que por lo que cuentan, es carísima la carne).
Así que alégrense no sólo por mi, sino por ustedes también: además de anécdotas de vacas, tendrán anécdotas de oficina. Diversión para todos los sectores económicos!

8/10/10

Sana sana


Luego de los percances en materia atención médica que hemos sufrido Juan y yo en las últimas semanas, creo que es más que oportuno dar a conocer lo que considero la tabla de enfermedades y su tratamiento.

De menor a mayor gravedad:
  1.  se cura con Paracetamol
  2.  se cura con Ibuprofeno
  3.  operación/amputación/autopsia (según corresponda, o en ese orden)

5/10/10

¿Quién necesita el IELTS?


Como algunos sabrán, y otros se están enterando, Juan no hablaba mucho inglés cuando vinimos. Hablaba poco y nada. Pero luego de más de un año de estar aquí, y de haber trabajado con Ryan, Smith y algunas reuniones de “inglés social”, mejoró mucho.
Podríamos tomarle un examen como el IELTS y ver cuanto aprendió, como se desempeña, si conjuga correctamente los verbos, el uso de preposiciones, y todas esas cosas de inglés académico.
Pero para mí solo fue necesario oírlo decir, sin sonrojarse ni que le tiemble la voz, a unas enfermeras kiws “My penis itches inside when I pee” para explicarle su ardor al orinar.










Bonus: las enfermeras al escucharlo se sonrojaron. Aún no entendemos que les dio vergüenza de la frase, ya que fue correcta, educada, y se supone que como trabajadoras de la salud deben saber que los nenes tienen pene y las nenas, vagina.

1/10/10

Comandos de voz


Empezó Calving season y el trabajo es arduo, los días largos y las cosas por hacer parecen infinitas. Los ánimos generales colapsan, los malhumores afloran, los tonos dejan de ser amenos y el cansancio vence a veces el autocontrol y la paciencia.
Eso es sabido por todos, por eso yo creo que Kareen y Smith releyeron el manual del argentino. Sabiendo que se venían tiempos difíciles, los patrones decidieron repasar las unciones y comandos de sus empleados, y tomaron notas.
Esa es la única explicación lógica al uso en exceso de “thank you” y “please” durante el trabajo en la farm. Seguro que en el manual hay algún capítulo tipo “Frases mágicas” o “Usando su empleado con comando de voz” y de ahí sacaron eso... sería algo así:

"El argentino responde fácilmente a los comandos de voz. Ante una frase pronunciada en inglés, el argentino efectuará la acción requerida. Para un mejor resultado, y evitar dañar el sistema sensible, emplee la frase “please” al final de la oración. De esta forma, el argentino sabrá que se ha terminado el pedido y que Ud. lo está tratando como un par, no hiriendo así su ego nacional característico."

"El argentino disfruta de las recompensas. Ante una acción realizada exitosamente, dígale con tono suave “Thank you”. De esta forma, su argentino sabrá que Ud. está conforme y agradecido con el resultado, y no herirá su ego nacional característico. No trate de reemplazarlo con galletas, ya que se dará cuenta de la trampa."

Pero como algunas personas que incorporan palabras nuevas a su habla, a veces el uso es no el más correcto. O quieren usarlas para amenizar frases y así no suenen tan impuestas. Entonces, terminan diciendo “please” para pedidos que son meros pedidos, y “thank you” por las pavadas más pavas.
Ejemplo 1:
Dale de comer a esos terneros y cuando termines prepará los baldes así alimentamos a los que están en los corrales del otro lado de la calle – Dice Kareen con voz normal mientras alimenta a otros terneros, y carga una bolsa de 10kg de alimento balanceado.-
Please! – agrega, 5 segundos después, nerviosa, como si yo fuera a patearle los terneros, pincharle las ruedas de la camioneta y matar al último kiwi (animalito) del país por la ausencia de la palabra en una orden leve y tranquila como esa.

Ejemplo 2:
En ese balde dejo el agua y ahora traigo el otro – digo, mirando un pájaro que pasaba volando.
Thank you!- dice Smith, sonriente, como si le hubiera ordeñado todas las vacas o hubiera encontrado la forma de que entendiéramos inglés.

27/9/10

Calving Season. Saldo: 1 herido


Les voy a contar que me pasó, pero no crean que porque no puedo hacer un escándalo mediático me invento estas cosas para llamar la atención. Juro que es verdad, que ha sido inesperado y que, como siempre, sólo me podía pasar a mí.
Me esguincé el dedo medio de la mano derecha y es probable que tenga tendinitis. Si... así es: no podía salir de la calving season ilesa. Venía bárbaro, sin abuso de diclofenac, sin gripes, si nada. Y ZAS!, me destrozo la mano. A todo esto se le suma que me pusieron una férula (o como se llame) en dicho dedo, metálica, que tranquilamente puede usarse para un brazo por su tamaño.  Parezco la novia de Robocop.
Hacía 4 días que venía con mucho dolor en esa mano, y de a poco mi dedo medio empezó a hincharse y a inclinarse hacia el lado de los colores fríos. Para los que no son diseñadores les cuento que los colores fríos son azules y violetas (entre otros). El dolor se tornó insoportable. Juan improvisó una férula con pedazos de una tarjeta telefónica y cinta de tela. Si bien eso calmó el dolor, pedí ir al médico para que me dijera si había que amputar o podía trabajar.
El miércoles a la tarde, entre viento y granizo, Juan me llevó al hospital. Allí una enfermera de la guardia me miró el dedo, pronosticó que podía ser esguince o quebradura, sacó la férula casera y me unió los dedos medio e índice con cinta de tela y una gasa en el medio y me dijo que al otro día viera a un doctor y me sacara una placa para descartar o corroborar una quebradura. Y que tomara ibuprofeno. Y que no sabía que podía ser. Así que me fui a casa con un pedorro rejunte de dedos, que estaba destinado a juntar mugre, y Juan diciendo “mi férula era mejor”.
El jueves cerca del mediodía volvimos al hospital. Me atendió otra enfermera, que repitió las mismas preguntas, y me dijo exactamente lo mismo que la enfermera del día anterior. Luego apareció el doctor, que por suerte era ruso. Si dije “por suerte era ruso”, de Rusia. Y lo digo porque por su acento y forma de hablar se le entiende mejor que a un kiwi. En fin... tocó el dedo, preguntó las mismas cosas (a las cuales yo ya sabía que responder) y descartó la quebradura, dando el diagnóstico que he dicho antes. Tratamiento: férulaXL, ibuprofeno 3 veces por día, y trabajo de oficina por 5 días (elegante forma de decirle a los dueños de la farm que no podía hacer trabajo de farm), nada de levantar peso o usar la mano derecha.
La frutilla del postre: esos 5 días coinciden con el fin de semana que tengo que cubrir a Esteban, por lo que entre el mal tiempo y mi ausencia a mi pobre Juan le espera un fin de semana eterno.


Está buena la férula, porque te la podés sacar y usar de banquito o de mesa.

21/9/10

Su temor más secreto


Juan dice que Smith me tiene miedo.
Pero no ese miedo de que me le voy a aparecer mientras duerme y lo voy a matar, o que voy a matarle las vacas (lo cual para Smith es peor que su propia muerte), o porque cree que estoy planeando algo en su contra. Otro miedo.
Y eso que yo me porto bien. No le grito con mi dulce voz dando órdenes, no ando por ahí refunfuñando, no me quejo de nada. Soy otra persona... me desconocerían los que me conocen.
Por este temor, Smith actúa diferente conmigo que con los otros argentinos. No se esconde ni nada, sólo actúa diferente:
-Cuando está cerca de mi sonríe, me sonríe, me pregunta como ando. Con los chicos (Esteban y Juan) anda con cara de preocupado y no intenta disimularlo o anda preguntando por el estado anímico de los otros.
-Si no le entiendo lo que me dice, me lo repite sonriente y pregunta si entendí. A los chicos les revolea la cabeza y le agarra la desesperación.
- Si no lo escucho, se acerca a hablarme. Si los chicos no lo escuchan, tienen que adivinar que estaba diciendo.
- Intenta utilizar el “Please” y el “thank you” más seguido... aunque eso lo hace Kareen también. Ya contaré mejor.

Juan dice que Smith me tiene miedo porque si yo estoy mal, puedo querer volver a Argentina. Entonces, como no puede hacer que trabaje menos, o lejos de las vacas, la bosta, los baldes de leche y demás, me sonríe y se preocupa porque mi estadía sea lo más amena posible.
Y por lo visto, Smith cree fervientemente que si yo digo “Me aburrí. Agarrá la oveja y nos vamos pa’casa”, levantamos campamento y hasta nunca farm y Kiwilandia.

16/9/10

Ese rincón del alma donde está la TV de los 80 y 90


Hasta hace un tiempo atrás, por un canal de televisión kiwi daban MacGyver. Lo descubrimos porque en esas cosas del zapping entre tres canales y medios escuchamos la músiquita y las imágenes de la presentación.
Empezó el capítulo y alguien dice "Ey! MacGaiver!"... nada de MacGuiver...MACGAIVER!

Y en un rincón de nuestras almas, la infancia mía y de Juan se desplomaron.


 Ay! Para mí siempre serás MacGuiver, MacGyver!

13/9/10

Aero-Mud


Tengo una clase nueva de ejercicio aeróbico! Es genial!
Necesitas:
-un lugar amplio lleno de barro, pero no barro de ese que dwcís “ay! Barro! Me patino que horror!”, sino barro con profundidades varias que van desde 10cm hasta medio metro. Barro y charcos. Si el terreno tiene una elevación (digamos, una subidita), mejor aún.
- botas de goma, mínimo hasta la altura de media canilla o la rodilla. Goma pesada pesada, de esa gruesa.

La actividad:
Al grito de “ahura” el/la alumno/a deberá correr desaforadamente, evitando caerse, perder una bota en el barro, siguiendo complicadas instrucciones que obligan a cambiar rápidamente de dirección. Se pueden hacer dos niveles: “simple” o “terreno con subida”.

Resultados:
El/la alumno/a se agitará y sudará en exceso, pero a su vez desarrollará importantes músculos en sus piernas y abdomen.

Texto para el spot publicitario:
En las praderas de Nueva Zelanda, los farmers corren a las vacas en terrenos complicados y llenos de barro, tratando de separar a aquellas que han parido de las que aún no lo han hecho. Durante este proceso, comprometen músculos de sus piernas y ponen en práctica habilidades que los simples oficinistas no. De aquí ha nacido “aero-Mud!! El revolucionario ejercicio que lo pondrá en forma en la comodidad de su patio!
El kit incluye: tierra arcillosa, botas de goma, 4 videos: Aprenda aero-mud, Aero-Mud, Aero-Mud Hard y Aero Mud Xpress.
(agua, vacas y subida  NO incluidas en el kit. Los resultados pueden variar en cada persona)


7/9/10

Hoy allá es mi cumpleaños


Hoy allá es mi cumpleaños. Lo cual quiere decir que ayer fui mi cumpleaños acá. Confuso, como siempre. Hace tres días que recibo saludos confundidos ya sea por cuestiones de husos horarios o por gente que se despista nomás.
Pasé un cumpleaños hermoso. A diferencia del año pasado, en esta ocasión tengo amigos cerca. El año pasado éramos Juan, Vecino argentino y yo, comiendo brownies y admirando el kilo de yerba mate que recibí de regalo. Suena deprimente, y en cierta forma lo fue... pero en esa ocasión, como en este año, recibí el cariño de toda mi familia, amigos, colegas y demás que estaban en Argentina.
Pero nadie lee este blog para deprimirse, así que detallaré los festejos de este año.
El sábado 4 aproveché que estábamos de franco e hice una cena en casa con amigos argentinos y los patrones. Sinceramente, no pensé que Kareen y Smith fueran a venir, pero se presentaron, a pesar del cansancio y el largo día. Fue bien argentino el tema: picadita previa, empanadas, vino, cerveza y fernet. Mucho idioma español, mucha cara de patrón desconcertado, muchas risas. Por fin pudimos explicarles a los jefes que se siente estar en un lugar donde no se entiende lo que otros hablan.
Notas de color del sábado:
- Les hicimos probar el fernet a los patrones. A Smith le encantó, se tomó dos vasos cargaditos, se asombró por la graduación alcohólica y pidió información al respecto. El domingo nos andaba pidiendo que le repitiéramos el nombre de la bebida, porque parece que durmió como un bebé después de esos dos vasos. Ya sabemos que le traeremos de regalo desde Argentina.
Kareen tomó un vaso y le gustó. El lunes a la mañana, cuando vino a buscar a sus hijos, me dijo que esa bebida nuestra era maligna. Se desveló, tuvo palpitaciones, no se durmió hasta las 3am. Dijo que Smith durmió como un bebé, así que cree que el problema es que ella sólo tomo un vaso. Habrá que traerle otra cosa de allá.
- Algún desubicado le preguntó a los Smith que pensaba de los argentinos. Digo desubicado porque cuando la relación es 10 argentinos – 2 kiwis no podés responder cosas malas porque te cagan a trompadas. El jefe la piloteó y dijo que éramos buenos trabajadores y mejores que los kiwis. Todos coincidimos en que omitió la parte de que éramos baratos.
- Smith haciéndole caras al bebé de una amiga, al estilo “¿Dónde está el bebé? ¡Acá ‘tá!”

El martes fue más tranquilo, porque todos trabajaban, incluido Juan. Aún así festejé mi cumple con Julia y Spencer, a quienes intenté llenar de torta para sacármela de encima. Luego de los saludos por Facebook, MSN, teléfono y en persona, mi amiga Romina (la mamá del bebé) me llamó para saludarme, y como Kareen me había dado la tarde libre, la invité a casa. Así que tomamos mate, comimos (más) torta, y comentamos lo vivido el sábado, nuestras desventuras al volante y demás nimiedades de la cotidianidad.
Aún no sé si iremos a cenar afuera, si nos quedaremos en casa, o que. Pero estoy feliz. Y me alegra saber que hay gente que me quiere, me saluda y se hace un tiempo para estar presente en mi cumple, ya sea por internet, con un llamado o una visita.
¿Estaré sensible o me estoy poniendo vieja?


Gente que tenía cosas MUY importantes (pero importantísimas, eh!) que hacer se tomó su tiempo y me diseñó esta tarjetita.¡¡Los amo EstudioMate!!

30/8/10

Manden pastillas!


Me duele todo.
Me duelen las yemas de los dedos. Los dedos. Las manos. Ni hablar de los brazos!
Me duelen las piernas, y tengo moretones por todas partes.
Me duele la panza y la espalda.
Me duelen los talones, porque las botas me raspan.
Me duele la cabeza de tanto griterío de niño, de oveja y de ternero.


Tengo las manos hinchadas... y ni hablar de las pelotas!

23/8/10

Desaparecida en calving season


Estuve desaparecida ya que anduve bastante cansada. Lo que pasó fue que en los últimos 10 días:
- Fui dibujada por Julia en 21 dibujos. A su vez, dibujé 7 cebras, 12 mariposas, 4 elefantes, una trompeta, 3 tortugas, 1 caracol (de tierra), 40 moños y 2 jirafas.
- Construí con la nena dos sonajeros, dos tambores y utilicé para ello un tubo de rollo de cocina (ya terminado, sólo el cartón), dos latas de alimento para bebé, granos de maiz, 3.8 metros de cinta adhesiva y 4.5 metros de papel aluminio.
- cambié aproximadamente 7 pañales cagados, con la necesaria limpiada de culo del pequeño Spencer.
- Limpié 28 veces la mocosa nariz de Spencer y 3 veces la nariz de Julia.
- Alimenté con una especie de mamadera a 20 terneras y 3 toritos, mientras restantes terneras y toritos me atacaban y trataban de succionar las ropas.
- Levanté un promedio diario de 15 baldes de leche de 15litros cada uno.
- Adopté a Piba, la oveja maravilla. La hiajeputa se la pasa balando como una desquiciada y escapando de la caja que le construyó Juan de apuro.
- Alimenté a Piba tres veces al día con un tarro vacío de mostaza (no le compré mamadera todavía).
- Hice 3 siestas de 30 minutos y 2 de 10 minutos.
- Cociné 10 almuerzos y 8 cenas. Preparé aproximadamente 38 sandwiches para que Juan desayune o meriende.
- Lavé un total de 4 lavarropas llenos, con su consiguiente tendida de ropa. En una ocasión llovió, así que tuve que centrifugar todo nuevamente y tender dentro de casa la ropa.
- Mi mouse (el de la PC) murió. Estuve tres días con esa cosa que trae la notebook, lo cual hacía que todo lo que hiciera en la compu me llevara el triple de tiempo.
- Compré el mouse más barato que encontré. Es un ladrillo con cable y conexión USB. Cada vez que clickeas hace el mismo sonido que al apretar el Magiclick
- Prendí la estufa (si, con todo el proceso que eso lleva) 4 veces.
- Tuve diarrea, así que perdí aproximadamente 45 minutos más de los usuales en el baño.

A eso sólo se le debe sumar la limpieza general de la casa, las compras en el supermercado, bañarme, una clase de inglés y 5 capítulos de Lost.
Y bueno... tarde o temprano tenía que trabajar, ¿o no?

Les dejo una foto de Piba, la prueba viviente de que me quizás me esté convirtiendo en farmer.

Piba, la oveja maravilla. Nunca pensé que una oveja podía balar TAN fuerte.

12/8/10

Esos locos bajitos


Como Kareen llevaba a los niños a la mañana con ella a alimentar los terneros (tarea que en breve desempeñaré nuevamente) y está haciendo un frío tremendo, me preguntó si yo podía cuidar de ellos en ese rato. Viendo y considerando que necesito dinero si quiero llegar a Argentina, acepté gustosa.
Mi última experiencia entreteniendo niños fue en el Jardín de Infantes, donde yo misma era una niña. Mi conocimiento de lo que hacen o no hacen a cada edad es nulo. Mi habilidad para manejar dos niños pequeños a la vez es precaria. Julia tiene algo de 4 años, y le encanta hablar, preguntar, contar, preguntar sobre lo que contó... en inglés. Su hermano Spencer tiene un año y medio, y está en esa edad donde es feliz caminando de un lado al otro, porque recién está empezando a caminar.
Como sabía que a Julia le gustaba pintar y dibujar, me senté con ella a hacer unos dibujos. Mayor fue mi sorpresa al ver que no tiene ningún sentido de las formas, los colores o la diagramación. Lo único que hizo fueron líneas, rayas y garabatos de colores, uno por hoja, sin sentido alguno tampoco de la ecología y el cuidado del papel. Mi plan macabro de entretenerla durante eso con horas se esfumó al instante.
Mientras tanto, Spencer lloraba en la puerta de casa, mirando hacia afuera, con la fuerza y tristeza que sólo un niño que se siente abandonado por su madre en manos de una inmigrante puede llorar. A los 5 minutos, al ver que Julia y yo jugábamos con una pelota, se acercó y se calmó, aunque de vez en cuando largaba un llantito, para expresar su desacuerdo con la situación.
Julia exigía mi constante atención, ya que para ella “había venido a casa a jugar conmigo”. Spencer iba de acá para allá pateando la pelota, pasando a centímetros de los bordes de la mesa, de cables, intentando subirse a los sillones. Si miraba a uno, perdía de vista al otro. Julia insistía en salir a jugar al parque, bajo la lluvia y el viento huracanado. Spencer entendió el gesto de que Julia iba a abrir la puerta y se excitó pensando en su libertad. Cuando logré entretener a Julia con su muñeca, el pibe descubrió una puerta corrediza y la abría y cerraba poniendo en riesgo sus deditos. Encima el pendejo se cagó, y cuando me vio agarrar los pañales se largó a llorar y a correr, por lo que decidí que no podía lidiar con una cambiada de pañales. La nena decidió armar nosequé con sus bloques (no le entendí que quería construir), mientras el chiquito se divertía enredándose en una cortina junto al televisor. Ya se estaban terminando los bloques, cuando pasó lo mejor: Kareen llegó de trabajar a buscar a sus retoños. Los dos corrieron a abrazar a su mamá, y yo también la quise abrazar, porque había sufrido mucho y tenía miedo de que Spencer tuviera razón y nos hubiera abandonado allí para siempre.
Fue la hora y veinte minutos más largos de mi vida.
No sé como aguantaré el resto del mes.

9/8/10

Fast and Furious


Creo que he manejado más kilómetros desde que estoy acá que lo que manejé en toda mi vida. Y no porque viva lejos de la “civilización”, sino porque no manejaba mucho en Argentina. Es más, me remitía a ser mera pasajera de los autos. Debido a mi poca experiencia, mi temor a andar por la calle es enorme. Y como siempre, todas las cosas raras me pasan a mí. Pero antes de entrar en detalle en mis aventuras al volante, creo que deben entender el trasfondo de mi poca experiencia y, por ende, mis temores.
A los 18 años (creo) mi mamá me pagó unas clases de manejo, ya que habíamos comprobado a fuerza de ensayo y error que ningún familiar podía enseñarme a manejar sin gritar, enojarse, putear o desheredarme. Di el examen teórico y práctico y así obtuve mi carnet de conducir, de la manera legal correspondiente.
Con mi registro manejé, sin exagerar, 5 o 6 veces más (en los 5 años de vigencia que tiene el mismo), todas amontonadas en 3 meses. Resultó ser que sin importar que yo hubiera aprendido a manejar, y que la Dirección de Tránsito lo avalara, temían que chocara y saliera una fortuna el arreglo. De esas veces que manejé choqué el auto contra una columna, haciendo marcha atrás, en la cochera vacía donde mamá guardaba el auto.
Diez años después, necesité no sólo un registro al día, sino un registro internacional para venir para acá. En esos diez años mi registro anterior había dormido en un cajón perdido de la casa de mamá, vencido, ya que al vivir en La Plata no manejaba, y en el poco tiempo que estaba en Mar del Plata me dedicaba a ser transportada. Nuevamente, mi familia (y ahora también Juan) trataron de refrescar mis conocimientos de manejo de vehículos. Como bien se dice, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, así que al segundo grito, llanto y puteada desistimos todos, y me senté con la guía de teléfonos a buscar una academia de conductores... 10 días antes de subir al avión a NZ.
Como era invierno, y el brote de gripe porcina había generado una paranoia más grave que el mismísimo brote, todas las escuelas estaban cerradas, por lo que todos los boludos peatones como yo estaban aprendiendo a manejar. La única academia que me tomó me dio las 3 clases que necesité a las 7am, no sin antes mirarme con asombro al decirles que necesitaba en 5 días un registro de conducir para sacar uno internacional para ir a manejar al culo del mundo, con el volante del otro lado del auto. Llovió todos los días desde mi primera clase, pero por suerte el día de mi examen práctico el sol salió y pude demostrar que manejaba lo suficiente como para aprobar el examen. (Comento lo de la lluvia porque la Dirección de Tránsito NO toma examen si llueve, llovizna o lo que sea).
Así que a 5 días de subir al avión que me trajo hasta aquí, me fui caminando a retirar mi registro local y lo llevé caminando al Automóvil Club para que me dieran el internacional. Y dos días antes de mi partida, Juan me llevó en el auto de mamá a buscarlo. Heridos: 0 Kilómetros recorridos usando mi registro nuevo: 0

4/8/10

Ese rincón del alma DIET


Lo más difícil de hacer dieta en NZ es que no se ven productos “light”, “bajos en calorías” o “Ser”.  Nada tiene su versión dietística (es decir, uno allá tiene dulce de leche y dulce de leche light; manteca y manteca light; pollo y pollo light; etc). Ahí te das cuenta que hiciste dieta en base al packaging.

Y que todos llevamos la culpa de un despilfarro de dinero en productos light en un rincón del alma.

30/7/10

De un año a esta parte


Hace un año atrás cargué todo lo que pude en dos valijas, y me vine a Kiwilandia. De más está decir que en dos valijas de 23 kilos cada una no entra toda la familia, los amigos, los libros, la música, la taza preferida, la ropa que no te entra pero guardas porque te encariñaste, un montón de papelitos con cosas lindas, un montón de cosas lindas que te recuerdan muchas otras cosas lindas, ni mi Zamba, mi perrita hermosa del alma.
Mi vida cambió mucho en este año... más de lo que me hubiera imaginado. Hace un año atrás la leche se conseguía en el supermercado, en sachet o en cajita, y no directo del tambo. No sabía cuantas tetas tenía una vaca. Me imaginaba a los terneros como perritos un poco más grandes, no como los animales ariscos y torpes que son. De más está decir que ni me imaginaba que iba a trabajar con ellos.
Hace un año atrás a todo llegaba caminando, en micro, remis o me llevaban en auto. Ahora manejo, porque es la única forma de llegar a la civilización. Hace un año atrás no sabía esquiar (ahora tengo la teoría). No sabía que a acquaerobics van todas señoras grandes. No sabía (ni había experimentado) que era el jetlag.
Ahora sé que un kilo de yerba o una botella de fernet pueden ser los mejores regalos. Ahora sé que la combinación embrague – acelerador es muy importante. Ahora sé que 5 cuadras, o 20 minutos de colectivo no es lejos. Que lejos es otra cosa; que lejos se siente como tristeza, no como fiaca. Aprendí que aprender es poner en práctica lo que se tiene en teoría.
No voy a decir que me acostumbré; que ya disfruto totalmente estar acá; que dejé de extrañar. Sólo voy a decir que en un año las cosas cambiaron, yo cambié, todos cambiamos. Y que de acá a un año no sé de que estaré escribiendo.

26/7/10

A la nieve... ¿pato?


El domingo pasado fuimos a esquiar, por primera vez en nuestras vidas. Una de las ventajas de vivir al sur del sur, con mucho frío, es que en una hora y media de viaje podés ir a una hermosa montaña, llena de nieve, a esquiar. Otra ventaja es que acá no te cobran una fortuna el alquiler del equipo y el pase.
Nos acompañó Juan, otro argentino que hace años que vive en Kiwilandia y que desde chico sabe esquiar. Eso nos trajo dos ventajas: la primera, que Juan (el otro) sabía donde alquilar el equipo, comprar el pase y como llegar a la pista. La segunda, que Juan (el otro) sabía esquiar y nos explicó.
Todos imaginan como terminó el día: Juan (el mío) aprendió en minutos las técnicas mínimas del esquí y se paseó por pistas, practicó movimientos, viajó en aerosilla. Yo me cagué a golpes, sudé, me asusté de todo, me caí al bajar de la aerosilla, rodé por la nieve, fui humillada por niños de 5 años que esquiaban solos por las mejores pistas, y terminé la mitad del día en la pista de principiantes, tratando de entenderles a los profesores de clases ajenas las tácticas del esquí, mientras los Juanes hacían maravillas en el resto de la montaña.
Fue un día hermoso. Sin darnos cuentas, estuvimos horas y horas esquiando, yendo y viniendo en botas pesadas y esquíes incómodos, riéndonos de las caídas y aplaudiendo nuestros pequeños logros. Ni el dolor de hoy, que apenas puedo mover mi cuerpo, opaca lo hermoso que fue ayer.
Y le advierto a las montañas kiwis: volveré con las próximas nieves, y las seguiré golpeando con mi cuerpo hasta que se den por vencidas.

22/7/10

No way out


Hoy (y digo hoy de acá, de Kiwilandia) a las 18:30hs sale un avión con rumbo a Argentina. En ese avión hay dos asientos que estarán vacíos: el de Juan y el mío.
¡Estamos como en Lost, atrapados en una isla!

14/7/10

La respuesta al dilema


El Sr. Smith y la Sra. Smith me han agregado en el Facebook.
Mi dilema se solucionó.
Ahora solo resta: guardar la compostura; evitar comentarios sarcásticos que se traduzcan fácilmente al inglés; dejar de subir fotos comprometedoras (laboralmente hablando); reirme de las costumbres kiwis, de los jefes, de sus cosas y de sus vacas; y ante todo, lograr que el resto de mis amigos lo haga!

12/7/10

Lo que quedó de la fiesta


Pasó la fiesta, pasó la resaca...

Sinceramente, nos divertimos mucho. No le teníamos fe a estos kiwis, que son bastante aburridos y poco bailadores, muy bebedores y poco abiertos a las cosas “locas” como andar disfrazados. Creo que la cantidad de alcohol en sangre (en nuestra sangre) y las ganas de divertirnos nos ayudó a pasar una velada amena y disfrutar de una fiesta increíble.
La cena fue a lo kiwi: cordero en fetas, servido en una mesa rodeada de fuentes con ensaladas agridulces y papas hervidas. Cada uno se sirve lo que quiere en su plato descartable (es tipo tenedor libre), se acomoda donde encuentra lugar (nada de sentarse y compartir la mesa, uno se sienta en el piso, en un sillón, o se queda parado) o y come como puede (intenten cortar cordero con cubiertos descartables, parados, sosteniendo, con una mano el plato y teniendo en la otra la bebida).
Luego de la cena pasamos al galpón o workshop, especialmente acondicionado para la ocasión. Entre máquinas, fardos de pasto seco y esas cosas propias de un lugar de trabajo, se acomodaron cajas y cajones de cerveza, recipientes con hielo o limón, gaseosas, y rum... mucho rum. Era autoservicio, y la gente bebía y bebía sin tapujos ni límite. Para no ser menos, nos pusimos a beber y a dejar que de a poco desaparecieran las diferencias culturales. Incluso nos animamos a un shot de gelatina con vodka.
La banda comenzó a tocar, y los kiwis comenzaron a ¿bailar? Eso fue lo más difícil de todo: bailar. Luego de unos vasos de alcohol extrañábamos nuestra típica música de fiesta: Los cadillacs, los Decadentes, algún tema de cuarteto, Rafaella Carrá, incluso algo de cumbia. Hubiera pagado por escuchar por lo menos la macarena en inglés. Todos disfrutaban contorsionándose al ritmo de temas desconocidos en su mayoría para nosotros, así que alentados por el elixir alcohólico, comenzamos a saltar y ¿bailar? a su ¿ritmo?
Finalmente, era hora de celebrar los 40 años del jefe. En vez de 40 velitas en una torta, trajeron una bandeja con 40 shots (o chupitos) de rum. Smith tenía que beberlos todos, pero dejaron que otros lo ayudaran (por su salud, y para que llegue a los 41).
Al rato, ya el cansancio del día se empezó a sentir en el cuerpo de Juan, y el alcohol no ayudaba a que se pudiera mantener en pie y presentable por mucho más tiempo. Ya su sociabilidad había llegado al extremo de andar hablando inglés con todos, saludando, sacando a bailar a la madre de Smith... en fin... el que fuera deportado estaba a la vuelta de la esquina.
Para que se den una idea de lo ebrio que estaba Juan, y porque era el momento justo para irnos, les cuento como volvimos a casa: Juan me dejo manejar a mí, que también había bebido mucho, de noche. No pudo evitar dar directivas durante las 5 cuadras que hay de lo de los Smith a casa, pero aún así no se sentía (ni yo creía que estuviera) capacitado para manejar.



29/6/10

Fiesta... que fantástica, fantástica esta fiesta!


El Patrón Smith cumple 40 años en julio. Lo festeja con una gran fiesta, con litros y litros de alcohol (calcula 15 litros de tequila), en su casa, con banda de rock en vivo y demás. Empieza a las 15hs... y termina cuando el último ebrio se desmaye.

El patrón Smith nos invitó a su cumpleaños!

La fiesta es temática: hay que ir disfrazados de “Nursery rhymes” (ni idea que es... algo así como historias y cuentos para bebes típicos de NZ e Inglaterra).

Si no vas disfrazado, te visten como Borat en la playa.

Se aceptan ideas (que excluyan la depilación para quedar bien en esa malla).

22/6/10

Cosas mundiales


“El capitán pulga le pasa a motoneta... que partido!... este mundial está lleno de sorpresas... nos encontramos a Eros Ramazzotti en el hotel y revivimos el mundial 2002 donde lo entrevistamos por una hora... el capitán pulga, el mejor jugador del mundo.”

“El capitán pulga dispara, pero el palo pirata evita que su tiro sea certero... el capitán pulga...”

Cosas que escuchas cuando la única forma de ver un partido es por un blog que retransmite la señal de Univisión. Era como que Carlos Daniel, de "La usurpadora", relatara el partido.

20/6/10

Ese rincón del alma


Cuando te enojas con alguna empresa o servicio kiwi, la reputeas y decís o pensás “Les voy a quemar la oficina” o “Voy ir a patearles el escritorio” te das cuenta que tu raíz argentina sigue intacta.


Y que todos llevamos un piquetero en un rincón del alma.

17/6/10

Hace frío, y estoy lejos de casa


Todos extrañan cosas materiales de Argentina.
Hay gente que extraña el dulce de leche, o el dulce de batata, o las facturas de manteca.
Otros extrañan el fernet, los asados, la carne tierna.
Algunos pocos extrañan la tele por cable, las series/películas subtituladas.
Yo extraño el gas natural. Extraño llegar a mi casa en un día frío, ventoso, lluvioso, abrir la llave de gas y prender el calefactor. Extraño el ruidito del chispero.
Acá, lo peor del frío no es sólo tener frío... sino que tener que prender la estufa a carbón y leña.
El sistema de calefacción funciona así: en el garage (que está debajo de la casa) hay como una salamandra que se enciende a carbón y leña. Esa salamandra calienta agua que está en los radiadores. Los radiadores están en la casa, y la calientan. No hay radiador en la habitación, así que la habitación es helada, y cuesta meterse a la cama porque está fría.
Si bien estoy cada vez más hábil en el tema del encendido de la caldera, me lleva tanto tiempo y esfuerzo que para cuando logro que “arranque” ya entré en calor. Y encima tengo que ir a cada rato a ver que no se apague, que no le falte leña o carbón, que le entré aire, que no le entre aire... todo un ejercicio aeróbico.
Extraño las épocas del sencillo calefactor a gas, con su encendido automático, su piloto, su tiro balanceado y sus astronómicas cuentas bimestrales de Camuzzi. Ay!!! Que épocas sencillas... sólo necesitaba dinero.

14/6/10

Una dosis de allá


Nos fuimos de vacaciones a Samoa. De más estar decir que es hermoso, que disfrutamos de una semana de calor, humedad, playa, relax y demás cosas propias de vacaciones en una isla tropical. Pero a las delicias de estas vacaciones, se le sumo un plus inesperado: una dosis de país en desarrollo.
La agente de viajes nos había “advertido” de que Samoa era un país “en desarrollo”, del tercer mundo, lo cual nos pareció gracioso. “Nosotros venimos de un país del tercer mundo”, pensamos, inflando el pecho. No mentíamos..., pero nos dimos cuenta allá que nos hemos acostumbrado a la vida acá, en el “otro mundo”.
Ni bien terminamos los trámites de aduana y demás, salimos al área pública del aeropuerto de Samoa. Allí se nos acercaron miles de samoanos ofreciéndonos transporte, excursiones, taxis, muy cerca de nosotros, invadiendo nuestro espacio, como en Ezeiza, como en la mismísima terminal de micros de Mar del Plata.
Por la calle los vendedores ambulantes se nos acercaban, transpirados, a ofrecernos sus pareos, sus productos con inscripciones truchas de Puma, Adidas y Nike, rebajando el precio, exponiendo todo sobre lonas en el piso, mientras se abanicaban con sus abanicos de hoja de palmera.
Los taxis se detenían al vernos caminando para ofrecernos su servicio, relatando promociones a playas lejanas, Todos manejaban a altas velocidades, no respetaban semáforos, peatones, ni esquinas. Las calles eran sucias, sin cestos de residuos, sin orden en los carteles, con filas desparejas. Los empleados de McDonald`s no sonreían, no respetaban el orden de las preguntas.
Samoa era como nuestro país, pero con calor... mucho calor.
Sentirnos incómodos, inseguros, dudosos, en ese contexto nos hizo darnos cuenta de que nos hemos acostumbrado a la vida ordenada, limpia, fría, sin naturalidad ni interés en el otro de NZ. Supimos como desenvolvernos en Samoa, sólo nos impactó esa cultura pegajosa, pero hoy en día me pregunto: ¿Nos hemos convertido en unos kiwis fríos? ¿Hemos olvidado nuestras raíces tercermundistas? ¿Sobreviviremos en nuestro país cuando volvamos?

22/5/10

Vamo' vamo'.... ñuzilan... vamo' vamo'... a ¿ganar?

En un programa matutino de la televisión kiwi, un jugador de los All Whites (nombre de la selección Kiwi de fútbol) invitaba al público a comprar unas bufandas para “apoyar” al seleccionado.
Cuando el entrevistador le preguntó que pensaba sobre el primer partido a jugar en el Mundial, si podían los All Whites vencer a Eslovaquia, el jugador, muy seguro de sí mismo, respondió: “Si tenemos un buen día, les ganaremos. Si no, no”.
Un equipo que llega al Mundial a pulmón, sin el apoyo ni de sus amigos, que tienen trabajos “civiles” y piden permiso para ir a jugar al Mundial, e invitan a comprar bufandas para ayudar al seleccionado, se merece mi apoyo. Sin grandes contratos millonarios, y considerados jugadores de un deporte “no de hombres” como el rugby, esta gente me ha llegado al corazón.

En este mundial alentaré por la selección de MI país y por el seleccionado kiwi (si pasan los partidos por TV abierta), con igual pasión... total, JAMÁS se cruzarán en la final.
Los invito a alentar al seleccionado kiwi.



19/5/10

Tic tac - Tic tac


Desde hace dos días sufro una de las peores de las esperas desde que estoy en este país.
Creo que no estuve así de angustiada ni cuando esperaba que me devolvieran el pasaporte luego de modificar la visa para estudiar.
Ni siquiera cuando me sentía enferma y Smith me llevó al médico.
Esta espera es eterna... y no creo poder soportar más no saber que está pasando. Y a Juan también lo preocupa... queremos saber que pasa, como se soluciona, y cuánto dinero costará.

Desde hace dos días, nuestro auto está en el taller. El mecánico dijo que llamaba para decir que tiene, cuanto cuesta arreglarlo y cuanto tiempo demorará.

Aún no llamó.



6/5/10

Deja vu

En estos primeros días de Esteban en NZ, reviví muchas cosas que creo que el inconciente (sabiamente) había guardado en un rincón polvoriento de mi mente.
El otro día Smith me pidió que acompañara a ambos a hacer los trámites del número de IRD y la apertura de una cuenta bancaria. Sentada en el box del banco, mientras la atenta empleada le explicaba las características de su cuenta y como usar la tarjeta, y yo le traducía al español (porque este chico tenía un julepe que no entendía nada), caí en la cuenta de muchas cosas.
Para empezar, todo eso que yo le explicaba naturalmente en su momento me había llevado horas entender. Que todas las palabras que la señora decía yo las entendía, pero hace unos meses atrás eran sólo sonidos. Que ya entiendo cuando me hablan.
Lo mismo sucedió en su cena de bienvenida. Todos recordarán esa cena donde se nos presentó a la familia, se nos conversó y se nos cagó de sed. Bueno, esta vez se repitió, pero Juan y yo hacíamos chistes, hablábamos de deportes, de costumbres y de demás gansadas. Mientras tanto, desde un lugar de la mesa, Esteban miraba, sonreía sin entender nada y se preguntaba cuando le iban a ofrecer algo para beber.
De repente, miré a Esteban, y me recordé sentada en ese lugar, sonriendo a palabras sueltas sin sentido, sintiéndome observada y rogando que pronto nos fuéramos a casa (que en ese momento no sentíamos “casa¬”, era solo el lugar donde estaba la cama para dormir), pensando que jamás podríamos encajar en este lugar.
En estos días recordé esos primeros días, y miro y escucho a Juan hablar inglés, y me miro desenvolverme en las más diversas situaciones, y le digo con toda la sinceridad del mundo a Esteban “Al principio no entendés nada, y todo es raro y te da miedo, pero después te acostumbrás, y hablás inglés”.
Claro que no le digo que cuesta bastante… pero creo que vale la pena que viva “la experiencia New Zealand”

3/5/10

Donde los deseos se hacen realidad...


De más está decir que Smith me eligió a mí para ir a recibir al chico nuevo. Muy a mi pesar lo acompañé a recibir a Esteban. El problema no era el viaje, ni esperar en el aeropuerto, ni que tuviera que usar 2hs de mi agitada vida en ello… sino que no sabía de que íbamos a hablar en el trayecto hasta el aeropuerto. Gracias a Dios, la naturaleza es sabia, y los dos viajamos resfriados y con la garganta dolorida, así que en vez de charlar nos la pasamos tosiendo y comiendo pastillas de menta.
Esteban llegó cansado, mal dormido, sin entender inglés ni español del dolor de oídos que tenía y sólo deseaba dormir, o llegar a algún lugar donde sentarse y dejar de viajar. Smith deseaba que este chico hablara, para saber su nivel de inglés.
Ninguno de los deseos se cumplieron rápidamente, pero luego de un fin de semana Esteban pudo recuperar sus horas de sueño, y Smith oir a su empleado incursionando en la comunicación en otro idioma.

29/4/10

Se agranda la familia


Creo que no lo había comentado antes, pero Ryan se fue. Se fue hace unos meses ya (en marzo, si mal no recuerdo), con rumbo a la isla Norte, en busca de calor, chicas, tambo más chico y la independencia familiar. Se lo extraña, no lo voy a negar.
La cosa es que Smith necesitaba un nuevo empleado, y decidió traer a otro argentino. Eso creo que nos enorgulleció, ya que quería decir que en cierto modo le hemos causado buena impresión y que hemos dejado en buena posición a nuestro país. A pesar de este orgullo, le dijimos que no todos los argentinos son trabajadores, no todos son honestos y no todos son de fiar. ¡El que avisa no es traidor!
Así que desde marzo estamos a las vueltas conversando por mail o MSN con Esteban, el chico nuevo. Que sí, que no, que papel va, papel viene, los primeros días de mayo estará con nosotros Esteban, haciendo que el grupo trabajador argentino gane por medio empleado al equipo kiwi.
A pesar de la alegría general por su llegada, hay algo que a Smith no le termina de convencer del nuevo empleado, y es su nivel de inglés. Nadie sabe (ni ellos ni nosotros) cuanto o como habla este chico. La única referencia a su conocimiento del idioma es que en su CV la Empresa consultora indicó que el nivel es bueno, así que suponemos que habla más que Juan. Por las dudas, Smith ya me pidió que lo acompañara a buscarlo al aeropuerto. Y que los primeros días, estuviera en casa así me puede llamar para ir a “traducir” cuando lo pasee por la farm. Se ve que no confía en el nivel que Juan ha adquirido de inglés, o teme que entre dos argentinos medio parlantes y su forma de hablar rara y rápida se arme un caos lingüístico del cual no puedan salir.

24/4/10

Salsa para vivir... salsa para ser feliz


Cuando llegamos a NZ uno de los grandes choques culturales fue la comida. Si bien empezamos con el pie izquierdo, por cuestiones de que necesitamos comer para vivir, no desistimos en la compra de víveres.
Al principio, uno de los problemas que tuvimos fue la salsa de tomate. Sin importar que marca compráramos, ni cuanto hirviera o como la condimentáramos, la salsa era demasiado dulce. Era como comer Ketchup caliente.
Con el tiempo descubrimos donde residía el problema. Si uno observa cuidadosamente, en cualquier supermercado se encuentra salsa de tomate enlatada en dos góndolas diferentes: una donde hay a su alrededor mostazas, mayonesas y demás aderezos similares, y otra donde hay tomates en cubos, enteros y demás.
El tema era simple: nosotros comprábamos “Tomato Sauce” que sería salsa de tomate o Ketchup, y lo que queríamos era “Pasta Sauce” que es salsa para pasta. La diferencia al ojo del argentino traductor es mínima, pero en el plato es abismal.
Así que un buen día, comenzamos a comprar la “sauce” correcta, y los días de fideos con Ketchup caliente quedaron atrás.

19/4/10

La pesadilla


El tema del idioma y la barrera idiomática se hace sentir con toda su fuerza cuando llegamos a la caja del supermercado. Ya había comentado que las desquiciamos pagando en efectivo, pero ese ha sido el menor de los males. Ahora que contamos con tarjeta de débito, y contamos con escaso efectivo, ya actuamos como kiwis en la caja del super… o casi. Cada vez que vamos a pagar, nos preguntan, piden u ofrecen algo que nos ha llevado varios meses comprender.
En Argentina, cuando uno termina de pasar las cosas por la caja, y ya se sabe el total a pagar, por lo general la cajera pregunta si se abonará en efectivo o con tarjeta. A lo sumo, consultarán por alguna tarjeta de beneficios. Pero acá no… acá es un cuestionario complejo, que dejan al Código Da Vinci sencillo e insignificante cual adivinanza del chicle Bazooka. Paso a detallar:
Mientras pasas las cosas, en uno de los supermercados te piden “one card (una tarjeta)”. Todos, absolutamente todos, le decíamos “yes” o le dábamos la tarjeta del banco, pensando que nos estaba diciendo si queríamos abonar con tarjeta. ERROR! Cara de orto Nº1 de la cajera: “one card” es una tarjeta de compras que suma puntos y te da descuentos. No le tenés que decir que si… y no darle la OneCad, o pasar la tarjeta del banco, porque todavía hay cosas por sumar. La respuesta correcta es pasa la OneCard, y quedarse calladito.
Ok. La cajera sigue pasando las cosas. En un momento, dice algo de “paper (papel)”, y muestra una pila de diarios. Ahí la mirábamos con los ojos abiertos, como tratando de que sus ondas cerebrales nos llegaran (en español) y pudiéramos entender que estaba sucediendo. ERROR! Cara de orto Nº2 de la cajera: el “paper” es para envolver productos congelados, para que mantengan su temperatura el mayor tiempo posible. Eso, ESO, nos llevó meses descifrar.
La cajera termina de pasar todas las cosas, y nos da el costo final. Nos pregunta “Cash? (efectivo)”, a lo que nosotros por lo general respondemos diciendo “Card (tarjeta)” o simplemente le damos la tarjeta. ERROR! Cara de orto 3 de la cajera: Lo que ella quiere saber es si queremos pedir dinero en efectivo, cuyo monto se sumará al de la compra. Tras varias “Cash?” ”card” ”Cash?” ”Card” ”CASH?” “Card” “CASH?!?!? */#” “Card” se daban por vencidas.

14/4/10

Reividicando el tambo


 
Creo que durante mucho tiempo he renegado y hablado cosas malas, aunque graciosas, del trabajo de tambo, y nunca conté la otra cara de este oficio. Todo lo bueno tiene algo malo, y a la inversa. Es el ying y yang. Es un principio elemental.
Por esa razón, a continuación enumeraré algunas ventajas del trabajo de tambo:
- para ir de un lado al otro (ya sea a buscar vacas, a arreglar algo, o sólo ir del punto A al B) usamos un cuatriciclo. Mientras mucho sólo pueden usar uno en alguna playa, pagando, a nosotros nos pagan por andar en cuatriciclo.
- la higiene y aspecto personal no influyen. Los hombres pueden ir barbudos, con olor a hombre, o las mujeres sin maquillajes, despeinadas, con el pelo grasoso. Todos, sin distinción de sexo o raza, pueden ir con la ropa sucia y/o rota.
- el jefe nos provee de la ropa especial para este tipo de trabajo. Si bien es un solo juego de ropa, no tenemos que gastar una fortuna en botas, mameluco y ropa impermeable.
- el curso acelerado de inglés es gratis, y está incluido en el contrato (es decir, o hablás en inglés o hablás en inglés… porque no te queda otra)
- no se puede comer en el trabajo (por razones de salud e higiene), así que nada de andar picoteando en la oficina, lo que ayuda a mantener la figura.
- si se te escapa un gas (gas= pedo=flatulencia) o lo hacés a propósito, siempre, SIEMPRE, podés culpar a una vaca.

8/4/10

Al agua pato


Siguiendo la fiebre deportiva que ha inundado la casa (Juan empezó fútbol, ya hablaré al respecto), yo empecé aquaerobics (en forma de clases pagas) y natación (en visitas esporádicas a la pileta).

Ante todo, a pesar de lo que lean aquí debo recordarles que ambas actividades tienen muchos puntos a favor, ayudan a mejorar la respiración, a tonificar, a sentirse bien y son actividades físicas muy completas. Hecha la aclaración a favor de ellas, continúo con la historia.
Lo primero que me llamó la atención es que no hacen la famosa y temida revisación médica para entrar a la pileta. Nada de revisada de hongos, de escuchar el corazón, de búsqueda de piojos y demás cosas. Uno va con la malla (porque eso es obligatorio) y se mete a la pileta. No tiene que usar ni ojotas ni gorra de baño. Se pueden usar, pero no son obligatorios.
Lo segundo llamativo fue que uno puede pagar por una entrada, o por varias. Nada de cuota mensual con vencimientos raros, grupos familiares o lo que sea. Resumiendo: uno paga por su edad, cuando quiere, y no importa que tenga champignones en los pies. No mencionan nada de la depilación… pero por las dudas voy depilada.
Contenta con la facilidad del ingreso, fui a nadar. La primer pileta la nadé estilo crawl, con toda la furia y agilidad, y casi dejo un pulmón, el corazón, y algún otro órgano interno flotando en las aguas cloradas, pero de a poco fui encontrando la forma de nadar y sobrevivir. De a poco voy mejorando (la resistencia) y ya no lo sufro tanto.

Creo que el gran shock fue la clase de aquaerobics. Yo me esperaba algo así


Y resultó ser algo así:


Pero bueno…Las chicas rondan los 65 años, pero son simpáticas y aguantan la clase. La primer clase fue la más difícil, porque nunca había hecho aquaerobics así que andaba medio perdida. La “teacher” daba las indicaciones y yo algunas no las entendía, y encima como estamos bajo el agua, no podía ver que hacía el resto y copiarme. Por suerte la “teacher” ejemplifica y repite varias veces los movimientos (no por mí, sino porque mis compañeritas de clase, por su edad, olvidan las cosas) así que ya sé mas o menos que es cada ejercicio.

5/4/10

Señales de vida


Bueno… la ausencia ha sido larga, no lo voy a negar.
Me encantaría dar una razón o excusa válida y creíble de porque no actualicé esto, pero en realidad no se me ocurre nada. El tiempo fue pasando, más trabajo en el tambo, más trabajo en la compu… de todo un poco.
Por acá bien. El otoño no se siente, ya que pasamos directo al invierno. Hay días seguidos de lluvia, llovizna y un poco de agua, que sumados al frío y la corta duración de la luz natural hacen de los mismos algo aburrido.
Hemos desarrollado con Rosendo (que no sé si quiere ser mencionado por su nombre real aquí –sí, ese es su nombre real, no es de ficción, aunque parezca que lo haya inventado- pero ya me lo hará saber) dos teorías en base a estos días:

1- los kiwis (las aves) llegaron al límite de casi extinguirse del embole que tenían: después de semanas seguidas de estos días lluviosos, encerrados en sus cuevas (o donde sea que vivan) prefirieron probar la extinción que seguir con su vida monótona.

2-Los kiwis (las aves, ya les dije) son aves nocturnas porque no tienen opción: si aclara (así… de que hay luz y se ve, de que es de día) casi a las 8 y para las 16 ya es de noche, no les quedó otra opción que vivir cuando está oscuro, porque sino están la mayor parte del tiempo encerrados.



En fin… quizás escriba más seguido… quizás no… no sé… me agarró delirio de estrella. Ya sabrán que voy a hacer

15/2/10

Dilema


Smith me dijo que lo agregue como amigo en Facebook…
¡¿Qué hago?!

11/2/10

Vamos a la playa


Hasta la gente que vio las fotos del viaje lo notó: acá a la playa se va con ropa.
Sin importar la edad, sexo, físico, clase social, profesión o cualquier otro indicador de cualquier tipo, la gente kiwi va vestida a la playa. Y no sólo eso: las partes que quedan expuestas al sol (por ejemplo, la cara) es cubierta con bronceador factor 30 (mínimo).
A su vez, el look de los kiwis varía, no es que van todos con la misma ropa. Se ven desde ropas deportivas, pasando por jeans, ropa de camping, vestidos, ropa de vestir, e infaltables sombreros en todas sus expresiones y colores.
Aún así, algunos osan mostrarse en malla. Las mujeres jóvenes y adultas se inclinan por mallas de natación, o bikinis de bombachas enormes, o bien mallas enteras con poco escote. Entre los hombres el estilo es más uniforme, ya que lo que varía es el largo del short de baño: hay desde shortcito ochentoso hasta bermudon surfero. Aún así, entre el sexo masculino no se ha notado el uso de zunga ni de mallas bajas con asomada de raya de culo.
En fin, aquellos que andábamos de malla no éramos kiwis. Éramos gente con visa de trabajo, turistas, residentes de origen extranjero, e incluso extraterrestres. Todos coincidíamos en ir sueltos de ropa ya que la playa se creó para estar al sol y mostrarle al resto del mundo que nosotros SI tenemos tiempo para cosas tan banales como broncearnos.
Y pensar que yo que estaba contenta porque había notado que en las casas de ropa no vendían microminiequeñas bikinis, y las chicas kiwis son más de mi estilo Botero que de la onda de las modelitos argentinas, me decepcioné al llegar a la playa. Una vez que podía andar en malla sin sentir que el resto era más flaca que yo, las minas no se sacan la ropa. Ahora la vergüenza me la genera pensar que soy una exhibicionista!


A las pruebas me remito. ¿Dónde está el argentino?
 Pista: es el que va en malla a la playa

7/2/10

Moviendo las cabezas


A más de 5 meses de estar aquí, mi pelo era un desastre. No sólo porque estaba largo y el corte había perdido su forma, sino porque en una tarde aburrida de diciembre decidimos con Juan que podríamos cortarlo nosotros… y además de no lograrlo, lo deformamos más.
En fin, tenía que ir a la peluquería. Por lo que un día franco de Juan, pedí un turno con una aprendiz (porque era más barato, obvio) en una peluquería local.
Mientras esperábamos (porque quería que Juan estuviera ahí para supervisar que nada raro fuera hecho en mi pelo) ojeé rápidamente una revista en busca de un corte de pelo que fuera de mi agrado. Supuse que si le mostraba la foto y le señalaba mi cabeza iban a entender que quería ese corte. Ninguno me convenció mucho, y tampoco me dieron tiempo a mirar muchas más cosas.
La chica que me atendió era divina, simpática, fácil de entenderle cuando hablaba. Le expliqué que quería cortarlo bastante porque me había crecido mucho en 5 meses (omití la parte de que ese agujero de pelo era culpa mía, porque me daba vergüenza). La chica me dijo si quería que quedara largo hasta la nuca, y un poco más largo adelante, en punta. Genial! Ese era mi corte!! Así había llegado yo a NZ!! le dije muy contenta que sí, y empezamos con los trámites peluqueriles.
Primero, me lavó el cabello. Usó dos veces shampoo, y luego acondicionador. Bien… aquí las cosas se hacen a la manera normal. Me secó el pelo con una toalla (bah, eso que hacen en la peluquería, que en realidad es sacar el exceso de agua), y fuimos a la silla frente al espejo. Delicadamente me secó el pelo con secador, tomándose su tiempo y con mucha paciencia, alisando mi lacio pelo. Si bien me llamó la atención que secara el pelo antes de cortarlo (ya que generalmente se hace al final), estuve los 15 minutos que parece haberle llevado ese trabajo tranquila, mirándola por el espejo.
Se fue, y cuando volvió, me alarmé. Trajo una planchita de pelo, la enchufó y amagó a plancharme el pelo. Ahí no aguanté más y le tuve que decir algo. Alejé mi cabeza de sus manos y planchita, la miré y le dije:
Yo: ¿Vas a cortarme el pelo?
Peluquera/aprendiz: Sí. Primero lo seco y aliso.
Yo: ah, bien. Pensé que me habías entendido cualquier cosa. Porque no habló bien inglés.
P/A (con cara sonriente, seguro pensando en la mala suerte de cortarle el pelo a una mina que no habla inglés):  No, te entendí. Termino con esto y lo corto.
Así que estuve otros 20 minutos mirando como continuaba alisando mi lacio pelo. Y luego estuve otros 20 minutos mirando como cortaba mi pelo con una pequeña tijera, con la paciencia y concentración que solo un podador de bonsai puede tener. Y luego estuve mirando otros 15 minutos como volvía a cortar mi pelo, ya no tan pacientemente, porque yo lo quería un poco más corto de lo que había quedado.
Resultado: salí conforme, aunque me sentía extraña con el pelo planchado. Pero más feliz salí porque no me cobró el lavado, el secado y el planchado, porque si lo hubiera hecho (como se estila en Argentina) me hubiera fundido.

28/1/10

De regreso


Regresamos de las vacaciones. Fue una semana de relax, playa y descanso. Algunos días nublados, un poco de llovizna, pero eso no opacó el viaje o los paisajes. Lo disfrutamos mucho, y nos sirvió para despejar mentes y descansar cuerpo.
No hubo nada significativamente llamativo en el viaje. Nuestra suerte fue buena, y no hubo malos entendidos, choques o demás. Por suerte, ha sido tranquilo.
Pero todos quieren leer algo gracioso, así que les comentaré algo que nos causó mucha gracia.
Nuestro avión a Christchurch salía temprano desde Invercargill, y el tiempo límite para despachar el equipaje era 6:10am. Como estamos a una hora de Invercargill, y nunca habíamos ido al aeropuerto (ni recordábamos como habíamos llegado desde allí a casa), decidimos ser precavidos y salir con tiempo.
Nos levantamos alrededor de las 3:40am. Desayunamos tranquilos, repasamos el equipaje, las cosas, las luces, las ventanas y esas cosas que uno revisa antes de salir de viaje. Si no me equivoco, 4:30am estábamos partiendo al aeropuerto. Nuestro viaje fue más corto de lo previsto, ya que la ruta estaba desolada, y el aeropuerto estaba más cerca de lo que pensábamos. A las 5:20 estábamos en el estacionamiento.
Agarramos nuestro equipaje para entrar, esperar, quizás tomar un café, hasta que pudiéramos despachar el bolso. Gran sorpresa nos llevamos, cuando al pararnos frente a la puerta automática, esta no se abrió. Miramos… y no había nadie adentro. Juan vio algo en la puerta: un papel estaba en la unión de las puertas, con la inscripción “security”, a modo de prueba de que se había forcejeado la entrada. Tentados de risa, y recién enterados de que un aeropuerto podía estar cerrado, nos volvimos al auto, a esperar que el “portero del aeropuerto” regresara.
Al rato, empezó a llegar gente, que al igual que nosotros, se quedaban como tontos parados frente a la puerta, esperando que se abrieran mágicamente. Alrededor de las 6am, alguien entró por una puerta del costado, y abrió el aeropuerto, dejando a los precavidos viajantes entrar.

16/1/10

Vacaciones (por fin)


A partir del día de la fecha, y por el plazo de 7 días, este blog está de vacaciones. Nos hemos ido a recorrer el norte de esta isla, en busca de playas, sol, mar y calor… principalmente calor.
Desde ya, trataré de recordar todo para luego comentarlo en este humilde medio. Ojala podamos descansar, pero también tengamos muchas aventuras para contar.

Hasta pronto!

13/1/10

Un servicio a mi medida


Si hay algo que debo remarcar de este país es que posee un servicio de baños públicos de altísimo nivel. En todos, todos, todos lados hay baños públicos. Ya sea una pequeña ciudad, un parador, un lugar interesante en medio de la naturaleza, siempre habrá un inodoro al alcance de cualquier vejiga.
La limpieza en general es muy buena, casi siempre hay papel higiénico, jabón líquido para lavarse las manos y toallitas de papel para secarlas, o en su defecto, un secador de esos que hacen ruido y tiran aire. Tiene cerradura que funciona, para asegurarse que nadie entrará, y un infaltable cesto de residuos.
Hasta el momento, el más extraño que he visto es uno en Kaka Point (JURO que es mera casualidad… que no lo inventé para que esto sea cómico), el cual poseía inodoro, pero todo “caía” a las piedras de abajo… un pozo con asiento, el principio del baño como hoy lo conocemos.
El argentino, habituado a tomar mate en abundancia, también debe estar agradecido de este maravilloso servicio. Y las mujeres, que no hemos sido anatómicamente diseñadas para orinar con la misma facilidad que los hombres, deberíamos pedir que se destinen más fondos a ellos.
Los que me conocen recordarán mi típica frase “tengo que ir al baño” dicha en cualquier contexto, al rato de haber salido del último baño accesible. Por suerte, eso dejó de ser problema aquí, ya que sé que cuando llegue a destino, o quizás a mitad de camino, Nueva Zelanda tendrá un baño esperándome.

9/1/10

...mañana triste


El 1 de Enero fue horrible. El problema no fue acostarnos a la 1:30 y levantarnos 4:30 para ir a ordeñar. O tener aliento a rumano muerto por el vodka, el chocolate y demás cosas que comimos en la fiesta. Ni siquiera nos molestaba el cansancio. El problema era más serio: no había electricidad.
Suena de quisquillosa, pero paso a detallarles que es lo que un corte de energía eléctrica implica acá. Primero, uno no puede usar el baño, porque no hay ni una gota de agua. Como no hay agua, uno no puede lavarse los dientes, la cara, tomar agua, hacerse café, etc. A su vez, uno no puede calentar y/o cocinar nada, ya que aquí las cocinas son eléctricas, no a gas. Comimos unas galles con un poco de leche, aunque no quisimos abusar de las bebidas frías, ya que en ayunas suelen hacer “tráfico rápido”… y les recuerdo que no había agua.
Pero, el problema mayor no era el mal aliento o estar en ayunas, el problema era que no podíamos trabajar. El tambo usa electricidad para funcionar, para que la leche salga mecánicamente de la vaca y llegue al tanque recolector de leche. En vano llamamos a la central eléctrica, pues a las 5am del 01 de enero NADIE estaba allí para decirnos cuando se solucionaría el corte.
Estuvimos casi una hora sentados en la camioneta, recorrimos la zona para ver  cuantos tambos estaban en igualdad de condiciones, y casi nos turnamos para dormir, quedando uno de guardia para avisar si volvía la electricidad.
Alrededor de las 6am, se hizo la luz. Yo estaba triste, porque esa hora de demora implicaba una hora menos de siestita entre el regreso a casa y el almuerzo.
A la tarde, la escena se repitió, pero en peor magnitud: con las vacas ordeñándose, todas dentro del tambo, la luz se cortó nuevamente. Esta vez, la empresa estaba al tanto, y ya un contestador avisaba que a las 5pm se reestablecería el servicio. Sacamos todas las vacas, ordenamos, y nos volvimos a casa a esperar que en 1hora todo se reestableciera.
Obviamente, la mala suerte seguía de nuestro lado. Ni bien llegamos, en casa había luz, todo funcionaba a la perfección, y como supusimos, en el tambo todo estaba como siempre. Así que volvimos a trabajar… a empezar de cero.
Ojalá este día no sea un anticipo del año, sólo un día de esos en los que todo se complota para que uno no pueda descansar como se lo merece.

6/1/10

Noche alegre... II


Lo que más nos gustaba de la reunión con los rumanos era que estaba cerca. Era en Gore, en las afueras, pero a no más de 30 minutos de casa. Seguimos al pie de la letra las instrucciones y el mapa que nos dio uno de los rumanos, pero al cabo de 30 minutos estábamos en un vecindario vacío, con casas de luces apagadas y poca actividad propia de una fecha tan importante. Al instante nos dimos cuenta de que no íbamos a llegar a la fiesta por ese rumbo, por lo que bajé del auto y le pregunté a unos kiwis donde quedaba “Knapdale Hall”. No entendí la respuesta claramente, pero por el tono y la cara, quedaba por la loma del orto. Así que decidimos retomar la ruta principal, y rogar que la loma del orto, en NZ; quedara más cerca de lo que queda en Argentina.
No voy a entrar en detalles: kilómetro más, kilómetro menos, curva, contra curva, vuelta para atrás, encontramos el lugar. Ya en la puerta Dan, nuestro compañero de inglés, nos reconoció. Nos saludó a los cuatro efusivamente, con abrazo, beso y olor a alcohol, y nos hizo pasar al salón.
El lugar rebalsaba de alegría, buena onda, comida, bebidas y ganas de divertirse. Olga (esposa de Dan) se encargó de presentarnos con TODOS los que estaban allí, y todos nos saludaron alegremente, nos dieron la bienvenida, y nos invitaron a servirnos lo que quisiéramos, y a sentirnos como en casa. En pocos minutos, nos empujaron a la pista de baile y en breve estaba bailando “Macarena”, cantada en perfecto español, rodeado de rumanos que sabían el pasito a la perfección.
Liviu nos hizo brindar con su vodka casero, que es FUERTE, y juro que, en la medida adecuada, le levanta el ánimo a cualquiera. A continuación, bailamos “El meneaito” (también en español) con todos los rumanos, y seguimos saludando y festejando.
Entre bebida, comida, paso doble, vals y música rumana, las 12 llegaron. Todos salimos a recibir el año nuevo con fuegos artificiales, brindando, saludándonos con un beso y repartiendo deseos de  “Happy New Year!”, “Le mults ann” y “Feliz Navidad” (uno de los rumanos informó mal la frase en español, y el nivel general de alcohol en sangre impedía que pudieran modificarla).
Si bien nos hubiera encantado quedarnos hasta que se hiciera de día, nuestros compromisos laborales nos apuraban, por lo que sólo estuvimos una hora más, bailando música rumana, conversando en una mezcla entre inglés, rumano, español, y riéndonos mucho.

4/1/10

Noche alegre...


A veces, las cosas que no se planean mucho resultan ser mejores que aquellas que nos han llevado tiempo y dedicación. En nuestro caso, esto se puede aplicar a la temporada de fiestas.
Para Navidad, unas semanas antes ya sabíamos a dónde iríamos y con quienes: unas familias argentinas que hacen más de 7 años que viven acá. Sabíamos que teníamos que llevar para la cena, y como llegar. A pesar de tanta anticipación, los postres que preparé fueron un desastre culinario, casi impresentables. Los llevé porque no podíamos caer con las manos vacías, pero en realidad eso no hubiera sido un insulto, sino un favor.
Si bien la cena fue amena y muy “argentina”, no terminamos de sentirnos a gusto (bueno, aunque sea yo). Fue como una noche más, sólo que con gente que apenas conocíamos, con mucho ruido y pocas nueces, regalos y brindis de medianoche. Fue lindo estar acompañados, pero no conocía a esa gente como para sentirme bienvenida… sólo me sentía invitada.
Para Fin de año, todo fue distinto. Decidimos cenar solos en casa (principalmente porque el resto de los amigos –como nosotros- trabajaban al día siguiente, por lo que trasnochar o viajar era casi imposible) y luego, si teníamos ganas, ir a una cena que organizaban unos rumanos que van con nosotros a las clases de inglés. Sencillo, práctico, sin compromisos.
Pero a las 18hs todo cambió. Sin esperarlo, una pareja de cordobeses que habíamos conocido un breve tiempo atrás, llamaron para ver si podían ir a la reunión de los rumanos a pesar de que no los conocían. Palabra va, palabra viene, decidimos juntarnos a cenar y luego ir a esa fiesta.
En menos de dos horas, estábamos en la casa de la pareja. La comida fue atípica para una cena de fin de año: sin ensalada rusa, arrollado de pollo, asado o vittel tone, cenamos unos exquisitos fideos con salsa bolognesa. Una cena tranquila, hablando cosas que NO se relacionaban con el año que empezaba ni con el que se iba. De postre: té de limón.
Luego del té, y de levantar la mesa, partimos a la reunión de los rumanos.