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3/3/11

Cosas que me pasan solo a mi


Estaba en la oficina, frente a la computadora, desquiciada, tratando de mandar todos los avisos a la central que está a mas de 200km. a tiempo para que al otro día Gore tenga su diario, rodeada de papeles, bandejas, fibrones, cables y nervios que me hacían sonar las tripas, cuando por la puerta entra tranquilamente el único tipo de la oficina, relajado de su hora de almuerzo, y me pregunta "¿Vos estacionaste en un zona donde está prohibido estacionar?".
"¿QUÉ?" le pregunté, y traté de volver a mis pasos, antes del desquicio que estaba viviendo. Como todos los días que trabajo, había llegado 8.27am, doblado en la esquina, estacionado el auto, apagado el mismo, me bajé, cerré el auto, lo volví a abrir para apagar las luces, lo cerré y me fui a la oficina. En ningún momento había indicios de que MI lugar seguro para estacionar (porque sé estacionar ahí y sacar el auto de ahí) estuviera en falta.
"Hay unos conos de prohibido estacionar frente a tu auto. Quizás lo pusieron después. Espero no te hagan multa". Y esa última palabra fue una cuchillada. Multa, lo que me faltaba. Una multa implicaba trámites, conversaciones en inglés, averiguaciones, una mancha negra en mi historial de inmigrante, explicaciones a Juan... no.... una multa no!
Así que dejé todo como estaba, salí corriendo y allí estaba mi autito, en el exacto lugar donde lo había dejado, con unos conitos naranjas con el signo de no estacionar certeramente ubicados sobre la vereda indicando el comienzo y final del coche... y sin multa. Lo saqué de ahí, lo estacioné donde pude, como pude y volví a mi pequeño rincón de stress.
Al entrar mi jefa me preguntó "¿Y? ¿te habían dejado multa?" a lo que respondí "No... pero si me dejaban una, me conseguía un traductor oficial y me iba a quejar a la municipalidad!"