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26/10/09

El argentino defectuoso


Si hay algo que no les deben haber indicado en el “Manual del argentino” es que de vez en cuando, en cada cargamento de argentinos que llegan a NZ, alguno viene con fallas de fábrica.
Todos deben estar pensando que el defecto es el idioma, que vengan programados en español. Pero eso es lo de menos, ya que las videograbadoras en los 80 y sus funciones de grabado de TV eran más complicados, y aún así la humanidad pudo superarlo y emplearlo. En realidad el idioma era parte de la descripción del producto, así que no podrían quejarse por ello.
El tema es que el argentino defectuoso del cargamento era yo… obviamente. Pronto se supo que mi gran capacidad para expresarme en dos idiomas era en vano si no podía realizar trabajo físico o no entendía mucho de vacas, terneros, cultivos y campo en general.
Lo injusto fue que no me pusieron a prueba en mi campo de acción: el diseño. Me gustaría saber como sería esto si nos hubiéramos venido a laburar a un estudio de diseño, una imprenta, o mínimamente, una librería.
Obviamente, hay un tiempo prudencial para reclamar y pedir un ejemplar nuevo o el reembolso del dinero, pero siempre parece más fácil y rápido tratar de arreglarlo uno mismo que cambiarlo por uno nuevo. Por eso, en vez de pedir reembolso por la parte defectuosa del kit “agrónomo + novia”, intentaron sacarme buena… e insisten en ello.