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9/5/11

Cuando estás en esos días...


Hace un año y medio que estoy viviendo acá. No, lo voy a hacer más dramático... Hace casi dos años que estoy viviendo acá. Y en ese tiempo, nunca NUNCA pude comprar las toallitas femeninas correctas.
Cuando estoy frente a la góndola me siento como una preadolescente, que no sabe que llevar, que no quiere preguntar por vergüenza, que no sabe cual es la diferencia entre las marcas, las alas y la cantidad de pavadas que le escriben a los paquetes.
Por más que me guíe por esa tabla que dice lo de las alas y "para que días" son, siempre le erro. Una vez compré unas muy finas, finas como una carilina, que no sé que uso podían tener. Peor la vez que compré unas que eran tan grandes, y tan anchas, que no sé si son más útiles para limpiar la mesada que para "esos días". Y no son pañales... porque una vez agarré un paquete de esos de incontinencia femenina, y por suerte me di cuenta antes de llegar a la caja. Y la vez que compré las que necesitaba, las que eran justo lo que buscaba, no me dí cuenta y tiré el paquete, así que cuando fui a reabastecerme, me volví a confundir y traje otra atrocidad.
No es fácil ser mujer, y menos en esos días, que encima que te sentís para la mierda, abrís un paquete de toallitas y descubrís que no tiene alas, que tiene el alto del Manual Santillana de 7º grado y el ancho de la 9 de Julio.

Y ni me hagan hablar de los tampones! Acá es el paraíso del tampón con aplicador. Sisisisisi suena gracioso, y dejo los comentarios de este post abierto para que tooodooos los malpensados o los que tienen un chiste fácil dejen su decir.

3/5/11

El aprendiz


A mis tareas habituales en el trabajo, se les sumó la de ser un "ejemplo del trabajo de un diseñador", y tener todos los lunes a mi lado a George, un pibe de 16 años,  flacucho, medio colorado y por el momento, tímido.
Una escuela secundaria de Gore se comunicó con el diario para averiguar si uno de sus alumnos podía venir al diario a hacer prácticas... o algo así. La cosa que este pibe quiere estudiar diseño, entonces lo mandaron a mi lado para que vea en que consiste la tarea del diseñador. Cuando me dijeron, mi mayor preocupación era que la gente del colegio y el pibe supieran que el inglés no era mi lengua madre. Aceptaron sin problemas, aunque creo que el tema era que no hay muchas más lugares en Gore para que el pibe viera que hace un diseñador.
Si bien a esta altura de mi estadía hablar en inglés ya no me da tanta vergüenza, cuando tengo que hablar con alguien y sé que esa persona va a estar mucho tiempo conmigo, me da pánico escénico y hablo peor que Apu de Los Simpsons. Así que por más que le dije a George que si no me entendía por como hablaba, o por mi acento, o porque las palabras que uso no tienen sentido, me avise y empiezo otra vez, o buscamos ayuda, me parece que el pibe tiene más vergüenza que yo y no caza un fulbo de lo que le explico.
Así, la compañía de George me ha ayudado a descubrir que todo lo que sé de diseño, lo sé en perfecto español. Espero que mi terminología diseñística en inglés mejore, o que el pibe aprenda español rápido, porque a este ritmo el flaco se va a pudrir y va a estudiar abogacía, donde se hace plata de verdad y los extranjeros rara vez pueden ejercer.