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29/6/10

Fiesta... que fantástica, fantástica esta fiesta!


El Patrón Smith cumple 40 años en julio. Lo festeja con una gran fiesta, con litros y litros de alcohol (calcula 15 litros de tequila), en su casa, con banda de rock en vivo y demás. Empieza a las 15hs... y termina cuando el último ebrio se desmaye.

El patrón Smith nos invitó a su cumpleaños!

La fiesta es temática: hay que ir disfrazados de “Nursery rhymes” (ni idea que es... algo así como historias y cuentos para bebes típicos de NZ e Inglaterra).

Si no vas disfrazado, te visten como Borat en la playa.

Se aceptan ideas (que excluyan la depilación para quedar bien en esa malla).

22/6/10

Cosas mundiales


“El capitán pulga le pasa a motoneta... que partido!... este mundial está lleno de sorpresas... nos encontramos a Eros Ramazzotti en el hotel y revivimos el mundial 2002 donde lo entrevistamos por una hora... el capitán pulga, el mejor jugador del mundo.”

“El capitán pulga dispara, pero el palo pirata evita que su tiro sea certero... el capitán pulga...”

Cosas que escuchas cuando la única forma de ver un partido es por un blog que retransmite la señal de Univisión. Era como que Carlos Daniel, de "La usurpadora", relatara el partido.

20/6/10

Ese rincón del alma


Cuando te enojas con alguna empresa o servicio kiwi, la reputeas y decís o pensás “Les voy a quemar la oficina” o “Voy ir a patearles el escritorio” te das cuenta que tu raíz argentina sigue intacta.


Y que todos llevamos un piquetero en un rincón del alma.

17/6/10

Hace frío, y estoy lejos de casa


Todos extrañan cosas materiales de Argentina.
Hay gente que extraña el dulce de leche, o el dulce de batata, o las facturas de manteca.
Otros extrañan el fernet, los asados, la carne tierna.
Algunos pocos extrañan la tele por cable, las series/películas subtituladas.
Yo extraño el gas natural. Extraño llegar a mi casa en un día frío, ventoso, lluvioso, abrir la llave de gas y prender el calefactor. Extraño el ruidito del chispero.
Acá, lo peor del frío no es sólo tener frío... sino que tener que prender la estufa a carbón y leña.
El sistema de calefacción funciona así: en el garage (que está debajo de la casa) hay como una salamandra que se enciende a carbón y leña. Esa salamandra calienta agua que está en los radiadores. Los radiadores están en la casa, y la calientan. No hay radiador en la habitación, así que la habitación es helada, y cuesta meterse a la cama porque está fría.
Si bien estoy cada vez más hábil en el tema del encendido de la caldera, me lleva tanto tiempo y esfuerzo que para cuando logro que “arranque” ya entré en calor. Y encima tengo que ir a cada rato a ver que no se apague, que no le falte leña o carbón, que le entré aire, que no le entre aire... todo un ejercicio aeróbico.
Extraño las épocas del sencillo calefactor a gas, con su encendido automático, su piloto, su tiro balanceado y sus astronómicas cuentas bimestrales de Camuzzi. Ay!!! Que épocas sencillas... sólo necesitaba dinero.

14/6/10

Una dosis de allá


Nos fuimos de vacaciones a Samoa. De más estar decir que es hermoso, que disfrutamos de una semana de calor, humedad, playa, relax y demás cosas propias de vacaciones en una isla tropical. Pero a las delicias de estas vacaciones, se le sumo un plus inesperado: una dosis de país en desarrollo.
La agente de viajes nos había “advertido” de que Samoa era un país “en desarrollo”, del tercer mundo, lo cual nos pareció gracioso. “Nosotros venimos de un país del tercer mundo”, pensamos, inflando el pecho. No mentíamos..., pero nos dimos cuenta allá que nos hemos acostumbrado a la vida acá, en el “otro mundo”.
Ni bien terminamos los trámites de aduana y demás, salimos al área pública del aeropuerto de Samoa. Allí se nos acercaron miles de samoanos ofreciéndonos transporte, excursiones, taxis, muy cerca de nosotros, invadiendo nuestro espacio, como en Ezeiza, como en la mismísima terminal de micros de Mar del Plata.
Por la calle los vendedores ambulantes se nos acercaban, transpirados, a ofrecernos sus pareos, sus productos con inscripciones truchas de Puma, Adidas y Nike, rebajando el precio, exponiendo todo sobre lonas en el piso, mientras se abanicaban con sus abanicos de hoja de palmera.
Los taxis se detenían al vernos caminando para ofrecernos su servicio, relatando promociones a playas lejanas, Todos manejaban a altas velocidades, no respetaban semáforos, peatones, ni esquinas. Las calles eran sucias, sin cestos de residuos, sin orden en los carteles, con filas desparejas. Los empleados de McDonald`s no sonreían, no respetaban el orden de las preguntas.
Samoa era como nuestro país, pero con calor... mucho calor.
Sentirnos incómodos, inseguros, dudosos, en ese contexto nos hizo darnos cuenta de que nos hemos acostumbrado a la vida ordenada, limpia, fría, sin naturalidad ni interés en el otro de NZ. Supimos como desenvolvernos en Samoa, sólo nos impactó esa cultura pegajosa, pero hoy en día me pregunto: ¿Nos hemos convertido en unos kiwis fríos? ¿Hemos olvidado nuestras raíces tercermundistas? ¿Sobreviviremos en nuestro país cuando volvamos?