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30/3/11

Semanas de locura y pánico en Gore


Estas últimas semanas estuve tan pero tan pero tan ocupada que se me ocurrieron miles de cosas para contar en el blog pero no tuve tiempo de hacerlo. Y ahora que tengo tiempo,  me olvidé todo lo que atentamente observé y traté de memorizar. Sólo sé que fueron semanas de mucho trabajo en el diario, y que algo más pasó, y que después ordeñé, y después terminé... y acá estoy.
Todo comenzó con una idea para atraer más publicidades al diario, que se transformó en un mega proyecto, que se juntó con el especial anual de comienzo de la temporada de rugby, con mi vida personal, trámites de visa y la vida social. El resultado: días que estuvieron llenos de cosas, que parece que uno no tiene tiempo para nada, y que cuando se vuelve a la rutina, uno no recuerda que era tanto lío.
Para atraer mas publicidades surgió la idea de hacer un suplemento especial que se llamara "proudly Local", que hablara de la ciudad y la gente pudiera tener mini notitas ahí promocionando su orgullo y calidad local. Necesitábamos que se vendieran 8 páginas de publicidad para que se aceptara en la oficina central. Terminaron siendo 24 páginas, en un diario casi sin precedentes de un total de 48 páginas! Así que fueron 15 días eternos de hacer avisitos, de leer "hacé el logo más grande", "hay mucho espacio", "podés hacer algo para que no se me noten las raíces del pelo" (juro que eso es verdad).
Para cuando terminamos, tuvimos que hacer el especial de rugby local. Así que una semana de "hacé el logo más grande", "hay mucho espacio", y demás gansadas que cualquier diseñador debe escuchar.
A la par, entrevistas de trabajo de Juan, averiguaciones de traducciones, pasaportes, permisos, muebles y demás. Y, a su vez, cenas de recaudación de fondos, asados, torneos de fútbol, garage sales... en fin, un loquero.
Pero estoy de vuelta... y por suerte, todo ha salido de maravillas.

11/3/11

Hay que ser amargo!


Ser parte de la prensa local ya empieza a tener sus privilegios.
Hace un par de semanas atrás me regalaron unas entradas para ir al famosísimo y ovacionado Festival de whisky, música y comida de Gore. El mismo se trata de música country, y los restaurantes locales (2 en total), escuelas de cocina de la zona, carnicerías, productores locales y demás cosas por el estilo ponen sus stands y sirven ciertos platos, o postres o lo que sea. Para pasar la comida hay gran variedad de vinos y cervezas y agua mineral (no hay gaseosas). También se puede beber café o tomar limonada o agua del stand del Salvation Army a cambio de una donación. El Festival se hace un sábado de 12 a 19hs.
Como trabajamos ese sábado, llegamos alrededor de las17. Por suerte era un día muy lindo, caluroso, y con poco viento, porque el Festival es al aire libre. Un grupo de música sonaba a puro ritmo country, con los atuendos característicos y algunos bailando frente al escenario. La gente ya estaba alegre por tanto beber y escuchar el ritmo musical. Un evento hermoso.
El toque local no se hizo esperar. A las 18 los puestos empezaron a levantarse, la comida a llevarse de vuelta a los vehículos y a liquidar las últimas porciones. Medio de casualidad conseguimos comer un "choripán" de cerdo y una hamburguesa de ciervo (Juan) y un "algo-extraño-que-no-sé-describir" de salmón y un mini-cheesecake exquisito (yo). La verdad... una delicia. Pero lo que estaba contando es que para las 18 cerraban la cocina.
Mientras el último grupo estaba tocando, el reloj local dio las 19hs. A grito de "Nos quedan 4 canciones y las vamos a tocar... No nos importa la hora!" el grupo comenzó a tocar con más energía. ¿Uds. creen que alguno dijo "yeah", o en su defecto "iiiiiiiija"? ¡Nadie dijo nada! 19:10 la gente se estaba levantando y partiendo hacia sus casas. ¡Se iban! ¡Un sábado a la nochecita! ¡en el Festival ANUAL de la ciudad! ¡Con sol, con música, con cerveza (porque eso es lo último que cerró, cuando se fue la última persona)!
Nosotros no nos fuimos, pero vimos como casi la mitad de la gente se marchaba... quizás cansada de tanto beber  escuchar música country... quizás por falta de sangre en las venas y emoción.

7/3/11

Cosas que me pasan solo a mí II


Estaba sentada en mi computadora, en la oficina, cuando la recepcionista (una señora de unos 60 años) se me acerca con un papelito y me pregunta "Tengo está palabra en español, ¿podrías traducirla?". Agarré el papel y tremenda sorpresa me llevé cuando en vez de leer "auto", "preciosa" o la típica gansada que me hacen traducir, leo "sandinista". Inmediatamente la miré a la señora y le pregunté de dónde había sacado ese término, ya que sabía que hacía referencia  a un integrante de una guerrilla o movimiento armado.
Tremenda sorpresa se llevó la señora (lo pude ver en su cara) cuando utilicé el término "guerrilla"... o quizás porque yo sabía de la existencia y el nombre exacto de la misma.
Ante sendos asombros, cada una dio su explicación. Ella había encontrado el término en un tema musical, donde había un discurso en español integrado al mismo, y según ella mi definición era acertada en ese contexto. Yo le expliqué que en América Latina los grupos armados o guerrillas son frecuentes, ya sean para enfrentarse a los presidentes, gobiernos militares, etc.
Ambas quedamos contentas con nuestras explicaciones, pero yo quedé tranquila: lo primero que pensé cuando vi la palabra fue "¿De qué carajo se tratará un aviso clasificado que tiene la palabra sandinista?"


Para los que como yo tienen una vaga noción de que es "sandinista", o en su defecto, no tienen la menor idea, tiene la explicación acá.


3/3/11

Cosas que me pasan solo a mi


Estaba en la oficina, frente a la computadora, desquiciada, tratando de mandar todos los avisos a la central que está a mas de 200km. a tiempo para que al otro día Gore tenga su diario, rodeada de papeles, bandejas, fibrones, cables y nervios que me hacían sonar las tripas, cuando por la puerta entra tranquilamente el único tipo de la oficina, relajado de su hora de almuerzo, y me pregunta "¿Vos estacionaste en un zona donde está prohibido estacionar?".
"¿QUÉ?" le pregunté, y traté de volver a mis pasos, antes del desquicio que estaba viviendo. Como todos los días que trabajo, había llegado 8.27am, doblado en la esquina, estacionado el auto, apagado el mismo, me bajé, cerré el auto, lo volví a abrir para apagar las luces, lo cerré y me fui a la oficina. En ningún momento había indicios de que MI lugar seguro para estacionar (porque sé estacionar ahí y sacar el auto de ahí) estuviera en falta.
"Hay unos conos de prohibido estacionar frente a tu auto. Quizás lo pusieron después. Espero no te hagan multa". Y esa última palabra fue una cuchillada. Multa, lo que me faltaba. Una multa implicaba trámites, conversaciones en inglés, averiguaciones, una mancha negra en mi historial de inmigrante, explicaciones a Juan... no.... una multa no!
Así que dejé todo como estaba, salí corriendo y allí estaba mi autito, en el exacto lugar donde lo había dejado, con unos conitos naranjas con el signo de no estacionar certeramente ubicados sobre la vereda indicando el comienzo y final del coche... y sin multa. Lo saqué de ahí, lo estacioné donde pude, como pude y volví a mi pequeño rincón de stress.
Al entrar mi jefa me preguntó "¿Y? ¿te habían dejado multa?" a lo que respondí "No... pero si me dejaban una, me conseguía un traductor oficial y me iba a quejar a la municipalidad!"