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29/4/10

Se agranda la familia


Creo que no lo había comentado antes, pero Ryan se fue. Se fue hace unos meses ya (en marzo, si mal no recuerdo), con rumbo a la isla Norte, en busca de calor, chicas, tambo más chico y la independencia familiar. Se lo extraña, no lo voy a negar.
La cosa es que Smith necesitaba un nuevo empleado, y decidió traer a otro argentino. Eso creo que nos enorgulleció, ya que quería decir que en cierto modo le hemos causado buena impresión y que hemos dejado en buena posición a nuestro país. A pesar de este orgullo, le dijimos que no todos los argentinos son trabajadores, no todos son honestos y no todos son de fiar. ¡El que avisa no es traidor!
Así que desde marzo estamos a las vueltas conversando por mail o MSN con Esteban, el chico nuevo. Que sí, que no, que papel va, papel viene, los primeros días de mayo estará con nosotros Esteban, haciendo que el grupo trabajador argentino gane por medio empleado al equipo kiwi.
A pesar de la alegría general por su llegada, hay algo que a Smith no le termina de convencer del nuevo empleado, y es su nivel de inglés. Nadie sabe (ni ellos ni nosotros) cuanto o como habla este chico. La única referencia a su conocimiento del idioma es que en su CV la Empresa consultora indicó que el nivel es bueno, así que suponemos que habla más que Juan. Por las dudas, Smith ya me pidió que lo acompañara a buscarlo al aeropuerto. Y que los primeros días, estuviera en casa así me puede llamar para ir a “traducir” cuando lo pasee por la farm. Se ve que no confía en el nivel que Juan ha adquirido de inglés, o teme que entre dos argentinos medio parlantes y su forma de hablar rara y rápida se arme un caos lingüístico del cual no puedan salir.

24/4/10

Salsa para vivir... salsa para ser feliz


Cuando llegamos a NZ uno de los grandes choques culturales fue la comida. Si bien empezamos con el pie izquierdo, por cuestiones de que necesitamos comer para vivir, no desistimos en la compra de víveres.
Al principio, uno de los problemas que tuvimos fue la salsa de tomate. Sin importar que marca compráramos, ni cuanto hirviera o como la condimentáramos, la salsa era demasiado dulce. Era como comer Ketchup caliente.
Con el tiempo descubrimos donde residía el problema. Si uno observa cuidadosamente, en cualquier supermercado se encuentra salsa de tomate enlatada en dos góndolas diferentes: una donde hay a su alrededor mostazas, mayonesas y demás aderezos similares, y otra donde hay tomates en cubos, enteros y demás.
El tema era simple: nosotros comprábamos “Tomato Sauce” que sería salsa de tomate o Ketchup, y lo que queríamos era “Pasta Sauce” que es salsa para pasta. La diferencia al ojo del argentino traductor es mínima, pero en el plato es abismal.
Así que un buen día, comenzamos a comprar la “sauce” correcta, y los días de fideos con Ketchup caliente quedaron atrás.

19/4/10

La pesadilla


El tema del idioma y la barrera idiomática se hace sentir con toda su fuerza cuando llegamos a la caja del supermercado. Ya había comentado que las desquiciamos pagando en efectivo, pero ese ha sido el menor de los males. Ahora que contamos con tarjeta de débito, y contamos con escaso efectivo, ya actuamos como kiwis en la caja del super… o casi. Cada vez que vamos a pagar, nos preguntan, piden u ofrecen algo que nos ha llevado varios meses comprender.
En Argentina, cuando uno termina de pasar las cosas por la caja, y ya se sabe el total a pagar, por lo general la cajera pregunta si se abonará en efectivo o con tarjeta. A lo sumo, consultarán por alguna tarjeta de beneficios. Pero acá no… acá es un cuestionario complejo, que dejan al Código Da Vinci sencillo e insignificante cual adivinanza del chicle Bazooka. Paso a detallar:
Mientras pasas las cosas, en uno de los supermercados te piden “one card (una tarjeta)”. Todos, absolutamente todos, le decíamos “yes” o le dábamos la tarjeta del banco, pensando que nos estaba diciendo si queríamos abonar con tarjeta. ERROR! Cara de orto Nº1 de la cajera: “one card” es una tarjeta de compras que suma puntos y te da descuentos. No le tenés que decir que si… y no darle la OneCad, o pasar la tarjeta del banco, porque todavía hay cosas por sumar. La respuesta correcta es pasa la OneCard, y quedarse calladito.
Ok. La cajera sigue pasando las cosas. En un momento, dice algo de “paper (papel)”, y muestra una pila de diarios. Ahí la mirábamos con los ojos abiertos, como tratando de que sus ondas cerebrales nos llegaran (en español) y pudiéramos entender que estaba sucediendo. ERROR! Cara de orto Nº2 de la cajera: el “paper” es para envolver productos congelados, para que mantengan su temperatura el mayor tiempo posible. Eso, ESO, nos llevó meses descifrar.
La cajera termina de pasar todas las cosas, y nos da el costo final. Nos pregunta “Cash? (efectivo)”, a lo que nosotros por lo general respondemos diciendo “Card (tarjeta)” o simplemente le damos la tarjeta. ERROR! Cara de orto 3 de la cajera: Lo que ella quiere saber es si queremos pedir dinero en efectivo, cuyo monto se sumará al de la compra. Tras varias “Cash?” ”card” ”Cash?” ”Card” ”CASH?” “Card” “CASH?!?!? */#” “Card” se daban por vencidas.

14/4/10

Reividicando el tambo


 
Creo que durante mucho tiempo he renegado y hablado cosas malas, aunque graciosas, del trabajo de tambo, y nunca conté la otra cara de este oficio. Todo lo bueno tiene algo malo, y a la inversa. Es el ying y yang. Es un principio elemental.
Por esa razón, a continuación enumeraré algunas ventajas del trabajo de tambo:
- para ir de un lado al otro (ya sea a buscar vacas, a arreglar algo, o sólo ir del punto A al B) usamos un cuatriciclo. Mientras mucho sólo pueden usar uno en alguna playa, pagando, a nosotros nos pagan por andar en cuatriciclo.
- la higiene y aspecto personal no influyen. Los hombres pueden ir barbudos, con olor a hombre, o las mujeres sin maquillajes, despeinadas, con el pelo grasoso. Todos, sin distinción de sexo o raza, pueden ir con la ropa sucia y/o rota.
- el jefe nos provee de la ropa especial para este tipo de trabajo. Si bien es un solo juego de ropa, no tenemos que gastar una fortuna en botas, mameluco y ropa impermeable.
- el curso acelerado de inglés es gratis, y está incluido en el contrato (es decir, o hablás en inglés o hablás en inglés… porque no te queda otra)
- no se puede comer en el trabajo (por razones de salud e higiene), así que nada de andar picoteando en la oficina, lo que ayuda a mantener la figura.
- si se te escapa un gas (gas= pedo=flatulencia) o lo hacés a propósito, siempre, SIEMPRE, podés culpar a una vaca.

8/4/10

Al agua pato


Siguiendo la fiebre deportiva que ha inundado la casa (Juan empezó fútbol, ya hablaré al respecto), yo empecé aquaerobics (en forma de clases pagas) y natación (en visitas esporádicas a la pileta).

Ante todo, a pesar de lo que lean aquí debo recordarles que ambas actividades tienen muchos puntos a favor, ayudan a mejorar la respiración, a tonificar, a sentirse bien y son actividades físicas muy completas. Hecha la aclaración a favor de ellas, continúo con la historia.
Lo primero que me llamó la atención es que no hacen la famosa y temida revisación médica para entrar a la pileta. Nada de revisada de hongos, de escuchar el corazón, de búsqueda de piojos y demás cosas. Uno va con la malla (porque eso es obligatorio) y se mete a la pileta. No tiene que usar ni ojotas ni gorra de baño. Se pueden usar, pero no son obligatorios.
Lo segundo llamativo fue que uno puede pagar por una entrada, o por varias. Nada de cuota mensual con vencimientos raros, grupos familiares o lo que sea. Resumiendo: uno paga por su edad, cuando quiere, y no importa que tenga champignones en los pies. No mencionan nada de la depilación… pero por las dudas voy depilada.
Contenta con la facilidad del ingreso, fui a nadar. La primer pileta la nadé estilo crawl, con toda la furia y agilidad, y casi dejo un pulmón, el corazón, y algún otro órgano interno flotando en las aguas cloradas, pero de a poco fui encontrando la forma de nadar y sobrevivir. De a poco voy mejorando (la resistencia) y ya no lo sufro tanto.

Creo que el gran shock fue la clase de aquaerobics. Yo me esperaba algo así


Y resultó ser algo así:


Pero bueno…Las chicas rondan los 65 años, pero son simpáticas y aguantan la clase. La primer clase fue la más difícil, porque nunca había hecho aquaerobics así que andaba medio perdida. La “teacher” daba las indicaciones y yo algunas no las entendía, y encima como estamos bajo el agua, no podía ver que hacía el resto y copiarme. Por suerte la “teacher” ejemplifica y repite varias veces los movimientos (no por mí, sino porque mis compañeritas de clase, por su edad, olvidan las cosas) así que ya sé mas o menos que es cada ejercicio.

5/4/10

Señales de vida


Bueno… la ausencia ha sido larga, no lo voy a negar.
Me encantaría dar una razón o excusa válida y creíble de porque no actualicé esto, pero en realidad no se me ocurre nada. El tiempo fue pasando, más trabajo en el tambo, más trabajo en la compu… de todo un poco.
Por acá bien. El otoño no se siente, ya que pasamos directo al invierno. Hay días seguidos de lluvia, llovizna y un poco de agua, que sumados al frío y la corta duración de la luz natural hacen de los mismos algo aburrido.
Hemos desarrollado con Rosendo (que no sé si quiere ser mencionado por su nombre real aquí –sí, ese es su nombre real, no es de ficción, aunque parezca que lo haya inventado- pero ya me lo hará saber) dos teorías en base a estos días:

1- los kiwis (las aves) llegaron al límite de casi extinguirse del embole que tenían: después de semanas seguidas de estos días lluviosos, encerrados en sus cuevas (o donde sea que vivan) prefirieron probar la extinción que seguir con su vida monótona.

2-Los kiwis (las aves, ya les dije) son aves nocturnas porque no tienen opción: si aclara (así… de que hay luz y se ve, de que es de día) casi a las 8 y para las 16 ya es de noche, no les quedó otra opción que vivir cuando está oscuro, porque sino están la mayor parte del tiempo encerrados.



En fin… quizás escriba más seguido… quizás no… no sé… me agarró delirio de estrella. Ya sabrán que voy a hacer