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14/11/09

Abarajame la manguera



Yo trabajé cada fin de semana, supliendo la ausencia de Ryan, hasta que se adoptó el calendario normal, que es un descanso de dos o tres días cada 15 días aprox. Pero el fin de semana posterior a los 5 días ayudando con los terneros, no me llamaron.
Al otro fin de semana, trabajé nuevamente. Estaba feliz, porque en realidad trabajar con los terneros es lindo, y son animalitos tiernos y dentro de todo, manejables. Pero no… me tocó ordeñar nuevamente.
El shock de estar otra vez rodeada de culos de vacas, la amenaza de ser orinada o defecada por ellas, y demás horribles cosas no duró mucho. Enseguida tomé el ritmo de trabajo y me puse a ordeñar. En realidad, lo del ritmo es una expresión, porque mientras Juan y Smith ordeñaban diez vacas cada uno, yo estaba (con suerte) recién poniendo las pezoneras a la tercera.
El ordeño pasó sin pena ni gloria. Ya sobre el final de las vacas, Smith me pidió que limpiara el yard, que es el espacio desde donde las vacas entran y esperan a pasar a ser ordeñadas. Easy! Lo saqué al toque. Y ahí fui.
El pequeño detalle era que esta limpieza se hace con una manguera que tiene una potencia descomunal. Imagínense una manguera de bomberos, con un caudal y una presión inimaginable. Ahora imagínenme a mí, tratando de no sólo sostenerla, sino de maniobrar con ella. Pensé que iba a volar como Mary Poppins, de aquí para allá.
Logré dominar la manguera y que apuntara a donde yo quisiera… más o menos. Los pedazos de bosta que alcanzaba el chorro de agua se desintegraban y volaban en mil pedazos, de aquí para allá, sin lógica alguna. La peor parte era cuando quería apuntar hacia el otro lado (por ejemplo, limpiaba a la izquierda y bruscamente cambiar a la derecha): movía la manguera y hacía un arco que empapaba todo. Creo que hasta mojé las ventanas de la casa de Ryan que vive frente al yard. Si Greenpeace me hubiera visto me denunciaba por desperdicio de recursos naturales.
En el medio de esta lucha despiadada entre la manguera y mi persona, veo que Smith se acerca. Pensé “¡Por fin! Viene a relevarme”. Pero no, sólo se acercó a explicarme el tema de la apertura de la manguera y la presión del agua, y se fue… dejándome sola en el medio del yard, con la manguera y la mitad del lugar lleno de bosta.
 


¡Maldita sociedad con igualdad de sexos! Esto de que las mujeres pueden hacer el mismo trabajo que los hombres no funciona así, sino con mujeres haciendo cosas científicas y chetas...