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22/7/10

No way out


Hoy (y digo hoy de acá, de Kiwilandia) a las 18:30hs sale un avión con rumbo a Argentina. En ese avión hay dos asientos que estarán vacíos: el de Juan y el mío.
¡Estamos como en Lost, atrapados en una isla!

14/7/10

La respuesta al dilema


El Sr. Smith y la Sra. Smith me han agregado en el Facebook.
Mi dilema se solucionó.
Ahora solo resta: guardar la compostura; evitar comentarios sarcásticos que se traduzcan fácilmente al inglés; dejar de subir fotos comprometedoras (laboralmente hablando); reirme de las costumbres kiwis, de los jefes, de sus cosas y de sus vacas; y ante todo, lograr que el resto de mis amigos lo haga!

12/7/10

Lo que quedó de la fiesta


Pasó la fiesta, pasó la resaca...

Sinceramente, nos divertimos mucho. No le teníamos fe a estos kiwis, que son bastante aburridos y poco bailadores, muy bebedores y poco abiertos a las cosas “locas” como andar disfrazados. Creo que la cantidad de alcohol en sangre (en nuestra sangre) y las ganas de divertirnos nos ayudó a pasar una velada amena y disfrutar de una fiesta increíble.
La cena fue a lo kiwi: cordero en fetas, servido en una mesa rodeada de fuentes con ensaladas agridulces y papas hervidas. Cada uno se sirve lo que quiere en su plato descartable (es tipo tenedor libre), se acomoda donde encuentra lugar (nada de sentarse y compartir la mesa, uno se sienta en el piso, en un sillón, o se queda parado) o y come como puede (intenten cortar cordero con cubiertos descartables, parados, sosteniendo, con una mano el plato y teniendo en la otra la bebida).
Luego de la cena pasamos al galpón o workshop, especialmente acondicionado para la ocasión. Entre máquinas, fardos de pasto seco y esas cosas propias de un lugar de trabajo, se acomodaron cajas y cajones de cerveza, recipientes con hielo o limón, gaseosas, y rum... mucho rum. Era autoservicio, y la gente bebía y bebía sin tapujos ni límite. Para no ser menos, nos pusimos a beber y a dejar que de a poco desaparecieran las diferencias culturales. Incluso nos animamos a un shot de gelatina con vodka.
La banda comenzó a tocar, y los kiwis comenzaron a ¿bailar? Eso fue lo más difícil de todo: bailar. Luego de unos vasos de alcohol extrañábamos nuestra típica música de fiesta: Los cadillacs, los Decadentes, algún tema de cuarteto, Rafaella Carrá, incluso algo de cumbia. Hubiera pagado por escuchar por lo menos la macarena en inglés. Todos disfrutaban contorsionándose al ritmo de temas desconocidos en su mayoría para nosotros, así que alentados por el elixir alcohólico, comenzamos a saltar y ¿bailar? a su ¿ritmo?
Finalmente, era hora de celebrar los 40 años del jefe. En vez de 40 velitas en una torta, trajeron una bandeja con 40 shots (o chupitos) de rum. Smith tenía que beberlos todos, pero dejaron que otros lo ayudaran (por su salud, y para que llegue a los 41).
Al rato, ya el cansancio del día se empezó a sentir en el cuerpo de Juan, y el alcohol no ayudaba a que se pudiera mantener en pie y presentable por mucho más tiempo. Ya su sociabilidad había llegado al extremo de andar hablando inglés con todos, saludando, sacando a bailar a la madre de Smith... en fin... el que fuera deportado estaba a la vuelta de la esquina.
Para que se den una idea de lo ebrio que estaba Juan, y porque era el momento justo para irnos, les cuento como volvimos a casa: Juan me dejo manejar a mí, que también había bebido mucho, de noche. No pudo evitar dar directivas durante las 5 cuadras que hay de lo de los Smith a casa, pero aún así no se sentía (ni yo creía que estuviera) capacitado para manejar.



29/6/10

Fiesta... que fantástica, fantástica esta fiesta!


El Patrón Smith cumple 40 años en julio. Lo festeja con una gran fiesta, con litros y litros de alcohol (calcula 15 litros de tequila), en su casa, con banda de rock en vivo y demás. Empieza a las 15hs... y termina cuando el último ebrio se desmaye.

El patrón Smith nos invitó a su cumpleaños!

La fiesta es temática: hay que ir disfrazados de “Nursery rhymes” (ni idea que es... algo así como historias y cuentos para bebes típicos de NZ e Inglaterra).

Si no vas disfrazado, te visten como Borat en la playa.

Se aceptan ideas (que excluyan la depilación para quedar bien en esa malla).

22/6/10

Cosas mundiales


“El capitán pulga le pasa a motoneta... que partido!... este mundial está lleno de sorpresas... nos encontramos a Eros Ramazzotti en el hotel y revivimos el mundial 2002 donde lo entrevistamos por una hora... el capitán pulga, el mejor jugador del mundo.”

“El capitán pulga dispara, pero el palo pirata evita que su tiro sea certero... el capitán pulga...”

Cosas que escuchas cuando la única forma de ver un partido es por un blog que retransmite la señal de Univisión. Era como que Carlos Daniel, de "La usurpadora", relatara el partido.

20/6/10

Ese rincón del alma


Cuando te enojas con alguna empresa o servicio kiwi, la reputeas y decís o pensás “Les voy a quemar la oficina” o “Voy ir a patearles el escritorio” te das cuenta que tu raíz argentina sigue intacta.


Y que todos llevamos un piquetero en un rincón del alma.

17/6/10

Hace frío, y estoy lejos de casa


Todos extrañan cosas materiales de Argentina.
Hay gente que extraña el dulce de leche, o el dulce de batata, o las facturas de manteca.
Otros extrañan el fernet, los asados, la carne tierna.
Algunos pocos extrañan la tele por cable, las series/películas subtituladas.
Yo extraño el gas natural. Extraño llegar a mi casa en un día frío, ventoso, lluvioso, abrir la llave de gas y prender el calefactor. Extraño el ruidito del chispero.
Acá, lo peor del frío no es sólo tener frío... sino que tener que prender la estufa a carbón y leña.
El sistema de calefacción funciona así: en el garage (que está debajo de la casa) hay como una salamandra que se enciende a carbón y leña. Esa salamandra calienta agua que está en los radiadores. Los radiadores están en la casa, y la calientan. No hay radiador en la habitación, así que la habitación es helada, y cuesta meterse a la cama porque está fría.
Si bien estoy cada vez más hábil en el tema del encendido de la caldera, me lleva tanto tiempo y esfuerzo que para cuando logro que “arranque” ya entré en calor. Y encima tengo que ir a cada rato a ver que no se apague, que no le falte leña o carbón, que le entré aire, que no le entre aire... todo un ejercicio aeróbico.
Extraño las épocas del sencillo calefactor a gas, con su encendido automático, su piloto, su tiro balanceado y sus astronómicas cuentas bimestrales de Camuzzi. Ay!!! Que épocas sencillas... sólo necesitaba dinero.

14/6/10

Una dosis de allá


Nos fuimos de vacaciones a Samoa. De más estar decir que es hermoso, que disfrutamos de una semana de calor, humedad, playa, relax y demás cosas propias de vacaciones en una isla tropical. Pero a las delicias de estas vacaciones, se le sumo un plus inesperado: una dosis de país en desarrollo.
La agente de viajes nos había “advertido” de que Samoa era un país “en desarrollo”, del tercer mundo, lo cual nos pareció gracioso. “Nosotros venimos de un país del tercer mundo”, pensamos, inflando el pecho. No mentíamos..., pero nos dimos cuenta allá que nos hemos acostumbrado a la vida acá, en el “otro mundo”.
Ni bien terminamos los trámites de aduana y demás, salimos al área pública del aeropuerto de Samoa. Allí se nos acercaron miles de samoanos ofreciéndonos transporte, excursiones, taxis, muy cerca de nosotros, invadiendo nuestro espacio, como en Ezeiza, como en la mismísima terminal de micros de Mar del Plata.
Por la calle los vendedores ambulantes se nos acercaban, transpirados, a ofrecernos sus pareos, sus productos con inscripciones truchas de Puma, Adidas y Nike, rebajando el precio, exponiendo todo sobre lonas en el piso, mientras se abanicaban con sus abanicos de hoja de palmera.
Los taxis se detenían al vernos caminando para ofrecernos su servicio, relatando promociones a playas lejanas, Todos manejaban a altas velocidades, no respetaban semáforos, peatones, ni esquinas. Las calles eran sucias, sin cestos de residuos, sin orden en los carteles, con filas desparejas. Los empleados de McDonald`s no sonreían, no respetaban el orden de las preguntas.
Samoa era como nuestro país, pero con calor... mucho calor.
Sentirnos incómodos, inseguros, dudosos, en ese contexto nos hizo darnos cuenta de que nos hemos acostumbrado a la vida ordenada, limpia, fría, sin naturalidad ni interés en el otro de NZ. Supimos como desenvolvernos en Samoa, sólo nos impactó esa cultura pegajosa, pero hoy en día me pregunto: ¿Nos hemos convertido en unos kiwis fríos? ¿Hemos olvidado nuestras raíces tercermundistas? ¿Sobreviviremos en nuestro país cuando volvamos?

22/5/10

Vamo' vamo'.... ñuzilan... vamo' vamo'... a ¿ganar?

En un programa matutino de la televisión kiwi, un jugador de los All Whites (nombre de la selección Kiwi de fútbol) invitaba al público a comprar unas bufandas para “apoyar” al seleccionado.
Cuando el entrevistador le preguntó que pensaba sobre el primer partido a jugar en el Mundial, si podían los All Whites vencer a Eslovaquia, el jugador, muy seguro de sí mismo, respondió: “Si tenemos un buen día, les ganaremos. Si no, no”.
Un equipo que llega al Mundial a pulmón, sin el apoyo ni de sus amigos, que tienen trabajos “civiles” y piden permiso para ir a jugar al Mundial, e invitan a comprar bufandas para ayudar al seleccionado, se merece mi apoyo. Sin grandes contratos millonarios, y considerados jugadores de un deporte “no de hombres” como el rugby, esta gente me ha llegado al corazón.

En este mundial alentaré por la selección de MI país y por el seleccionado kiwi (si pasan los partidos por TV abierta), con igual pasión... total, JAMÁS se cruzarán en la final.
Los invito a alentar al seleccionado kiwi.



19/5/10

Tic tac - Tic tac


Desde hace dos días sufro una de las peores de las esperas desde que estoy en este país.
Creo que no estuve así de angustiada ni cuando esperaba que me devolvieran el pasaporte luego de modificar la visa para estudiar.
Ni siquiera cuando me sentía enferma y Smith me llevó al médico.
Esta espera es eterna... y no creo poder soportar más no saber que está pasando. Y a Juan también lo preocupa... queremos saber que pasa, como se soluciona, y cuánto dinero costará.

Desde hace dos días, nuestro auto está en el taller. El mecánico dijo que llamaba para decir que tiene, cuanto cuesta arreglarlo y cuanto tiempo demorará.

Aún no llamó.