En el tambo empezó la época de inseminaciones. Hablando en criollo para la gilada como yo, es así: las vacas tuvieron sus vaquitas, así que ahora que se las “embaraza” nuevamente. A todas. Así el próximo año hay más vaquitas, y entonces se vuelven a embarazar para que haya nuevas vaquitas... y así por los tiempos de los tiempos.
Esto es inseminar... así se hace
A nuestro campo va una chica/señora/mina que por su pelo colorado, su gorrita y sus pecas me recuerda a Frutillita. Para aquellos que no han conocido a Frutillita (ya sea por edad o porque su infancia la pasaron en un espacio aislado del mundo) les cuento que era una niña muy dulce que vivía con otras niñas frutas en algún lugar fantasioso y horneaban pasteles y bla bla bla.
Por si no la conocés, esta es Frutillita. Es una niña dulce que fue furor en mi infancia.
El tema que es que está mujer es Frutillita después de desayunar cianuro. Es mala mala mala. Tiene una hermosa y delicada voz de pito como la que tengo yo, con la cual grita órdenes indescifrables en medio del caos del ordeño y la máquina. Está siempre seria y quiere hacer todo a las apuradas.
Para colmo, llega 20 minutos antes de lo que debería llegar, así que cuando empieza a inseminar estamos todavía ordeñando, y asusta las vacas, y las vacas se corren, y las pezoneras (que son las cosas con las que se les saca la leche a las vacas, malpensados!) se caen, y las vacas se cagan y todos, todos, TODOS, nos enojamos.
Smith no está porque en esta época él insemina vacas en otros campos. Por que si la viera, les puedo asegurar que le mete todo los pasteles que horneaba por donde ella mete las manos en las vacas.
Esta es la nueva actividad de Frutillita, después que el negocio de los pasteles se fundió. Tomá... te cagué la infancia! Ahora te acordarás de esto cada vez que hablen de Frutillita.