Nos quedamos viernes, sábado y domingo en Auckland, en un hostel muy lindo. Marian nos compró los pasajes para ir a la isla sur por Internet con su tarjeta de crédito, porque a nosotros nos daba desconfianza comprar con las tarjetas de crédito que Papá nos había dado. El primer temor argentino inserviblemente aplicado en la sociedad kiwi*. A Marian le dimos el dinero de los pasajes en efectivo. En ese hostel conocimos a unos argentinos que estaban de paso para Asia, que nos dieron algunos consejos sobre la vida y cultura kiwi.
Recorrimos muy poco la ciudad, ya que los nervios, las horas de vuelo y el cambio horario nos tenían a mal traer. Caminamos por el centro, compramos la mínima ropa indispensable para que nuestro hedor no fuera tan fuerte, fuimos al museo y a un par de parques de la ciudad.
Nos sirvió para conocer y para darnos cuenta de que los kiwis hablan un inglés medio extraño, con acento, y que cambian todas las letras e de la pronunciación por la letra i.
Hay pocas fotos de este finde porque nos quedamos sin batería en la cámara, y el cargador es de dos patitas redondas y los enchufes de este país son de tres patitas planas.
*Un temor argentino aplicado en la sociedad kiwi es siempre inservible. Cuando digo esto quiero decir que venimos con ideas y miedos que aquí no son útiles, y que se traducen en preguntas y acciones que parecen ridículas en este contexto. En este caso, el temor a comprar por Internet y que te roben la cuenta de la tarjeta no sirve porque la seguridad de sus webs es diferente. Entonces, Marian no entendía porque teniendo tarjetas, le pedíamos a ella que comprara los pasajes, y le parecía una estupidez y una ida y vuelta de dinero innecesaria (y tenía toda la razón).
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