Mi tarea no es sólo acarrear baldes con leche. Tengo que corroborar que los terneros tengan comida, agua limpia y que estén sanitos. También, cuando son recién nacidos o muy chiquitos, hay que alimentarlos con mamadera.
Otra vez, entré en acción. Kareen me explicó como armarles las mamaderas, y que tenía que hacer que tomen cierta cantidad mínima. Easy! Lo saqué al toque. Y ahí fui con una mamadera al ternerito acostado, que apenas se movía. Me puse de rodillas, le abrí la boquita, le daba mamadera, le chistaba bajito, le hacía mimitos… el ternero se rehusaba a ingerir alimento. Mientras tanto, los otros terneros, atraídos por el olor a leche que emanaba de mi ropa empapada por los ya casi 4 litros que me había tirado encima, se me acercaban y me lamían y/o succionaban la ropa, la mano, el pelo. Vane chistaba suavemente, y les pedía que se retiraran. El ternero del piso, al cual debía alimentar, empezó a retorcerse para alejarme, a caminar, a huirme, Mi método freudiano de crianza de terneros basado en la confianza mutua, el respeto y el cariño no funcionaba.
Entonces apareció Kareen, con el método Smith (que en realidad, es el método correcto) y pasó a explicarme. Hay que subírseles encima, agarrarles el cuello con las piernas, y sostenerlo fuerte. Le metés la mamadera medio de prepo, y le movés la quijada para que entienda como succionar. A los 2 minutos el ternero tomaba leche, daba la patita y traía el diario. El ternero se tomó toda la mamadera y se quedó tranquilito. De más estar decir que los otros terneros no se le acercaban porque ella no derrama leche al alimentarlos, así que anda limpia y como recién salida de la peluquería mientras yo parezco una piltrafa y huelo a vómito.
Nota: en esa imagen tierna donde estoy rodeada de terneritos, hay que aclarar que me parece que uno me vomitó en un bolsillo de la campera. Ah! En unos de mis intentos de aplicar el método Patterson, me subí en un torito que era muy grande y casi me lleva a dar una vuelta.
Otra vez, entré en acción. Kareen me explicó como armarles las mamaderas, y que tenía que hacer que tomen cierta cantidad mínima. Easy! Lo saqué al toque. Y ahí fui con una mamadera al ternerito acostado, que apenas se movía. Me puse de rodillas, le abrí la boquita, le daba mamadera, le chistaba bajito, le hacía mimitos… el ternero se rehusaba a ingerir alimento. Mientras tanto, los otros terneros, atraídos por el olor a leche que emanaba de mi ropa empapada por los ya casi 4 litros que me había tirado encima, se me acercaban y me lamían y/o succionaban la ropa, la mano, el pelo. Vane chistaba suavemente, y les pedía que se retiraran. El ternero del piso, al cual debía alimentar, empezó a retorcerse para alejarme, a caminar, a huirme, Mi método freudiano de crianza de terneros basado en la confianza mutua, el respeto y el cariño no funcionaba.
Entonces apareció Kareen, con el método Smith (que en realidad, es el método correcto) y pasó a explicarme. Hay que subírseles encima, agarrarles el cuello con las piernas, y sostenerlo fuerte. Le metés la mamadera medio de prepo, y le movés la quijada para que entienda como succionar. A los 2 minutos el ternero tomaba leche, daba la patita y traía el diario. El ternero se tomó toda la mamadera y se quedó tranquilito. De más estar decir que los otros terneros no se le acercaban porque ella no derrama leche al alimentarlos, así que anda limpia y como recién salida de la peluquería mientras yo parezco una piltrafa y huelo a vómito.
Nota: en esa imagen tierna donde estoy rodeada de terneritos, hay que aclarar que me parece que uno me vomitó en un bolsillo de la campera. Ah! En unos de mis intentos de aplicar el método Patterson, me subí en un torito que era muy grande y casi me lleva a dar una vuelta.
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