Todos los meses, valga la redundancia, se realiza una reunión mensual de staff de la granja Smith. Esta reunión se hace durante el receso del almuerzo, por lo que todos los trabajadores y patrones se reúnen a compartir la comida y conversar sobre el trabajo, el desempeño y esas cosas laborales.
Almorzaron con los Smith (musiquita de Mirtha Legrand de fondo):
Smith, dueño y farmer
Kareen Smith, dueña y farmer
Ryan Smith, hijo de Smith y farmer
Julia Smith, hija de Smith y Kareen, 3 años
Baby Smith (todavía no retenemos en la memoria su nombre), hijo de Smith y Kareen, 7 meses
Natalia Natalia, madre de Kareen, suegra de smith, abuela de Julia y Baby
Juan, empleado y argentino
Vanesa, novia del empleado, franquera y argentinaYo estaba nerviosa, porque no me gusta eso de compartir cosas cotidianas con los kiwis. No me acostumbro a su forma de desenvolverse, no sé que tengo que hacer, o peor aún, que pueden llegar a hacer. Juan creo que estaba un poco nervioso, porque estas cosas son una caja de sorpresas, y uno nunca sabe que es común y que no, o si puede llegar a ofender a alguien con sus costumbres.
Llegamos y media alma se nos volvió al cuerpo. La mesa estaba puesta con varios platos con fiambre, queso, tomates cherry, zanahoria rallada, carne, pepino y un paquete de pan lactal. Todo indicaba que íbamos a almorzar sándwiches armados por nosotros mismos, lo cual implicaba más informalidad y no tener que lidiar con comida que no gusta. Nos sentamos tranquilos, y nos pusieron un plato chico, un cuchillo y arriba de todo, un bol… un tazón sin asa. Obviamente, había algo de su forma de comer sándwiches que no entendíamos.
El tema es que empezaron a pasar un recipiente con una sustancia oscura, semilíquida, que se servían en los tazones esos. Era sopa de verduras licuada o algo así nos explicaron. Como no sabíamos si era obligatorio comer eso antes de los sándwiches, nos servimos, no sea cosa que no comer eso implicara no comer nada más. El detalle fue que cuando nos llegó la sopera, la misma estaba casi vacía, por lo que nos servimos muy poco para que quedara para el resto de los comensales. Ni bien pasamos la sopera, fueron a la cocina y la recargaron.
En fin, comimos la escasa sopa y le metimos mano a los sándwiches. En realidad, al sándwich, porque para cuando pudimos empezar a armarlos ya no quedaba casi pan y nos dio vergüenza. De más está decir que nos cagamos de hambre.
Ryan comió que dio calambre. Tomaba sopa mientras se hacía un sándwich y después mojaba el sándwich en la sopa. Una máquina de comer, pero es como dijo Juan: tiene 18 años y los niños a esa edad comen así. Smith nos enseñó la frase “Excuse my fingers”, que es decir “Disculpe mis dedos (o a mis dedos)”, y se emplea al agarrar comida con la mano de cualquier plato, cosa que hizo sin vergüenza ya que era su país, su casa y su comida, así que llevaba ventaja.
Después de almorzar Smith nos miró y nos ofreció en perfecto inglés kiwi “¿Café o agua?”. Sí… siguen sin entender que necesitamos hidratarnos al ingerir alimentos. Y sí, nos comimos un sándwich de pan lactal sin beber nada y todavía lo tenemos atorado. Pedí agua, y por suerte me trajo un vaso ENORME.
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